viernes, 22 de mayo de 2009

MOONWALKER

Como todos ustedes, de pequeño flipaba con Michael Jackson. Y cuando el día del estreno de "Moonwalker" fuimos a verla prácticamente la familia al completo, mi percepción es que no me gustó nada. Pero tampoco recordaba mucho más, así que ayer decidí repetir.
Y me encuentro con la película más absurda, ridícula, surrealista y extraña que he visto en mi vida. La diferencia de cuando era canijo es que he disfrutado mucho con esta marcianada.
Como sabréis, "Moonwalker" no es una película de ficción, pero tampoco es un documental... digamos que es una película de scketchs. Al parecer, aquel 1988 Michael Jackson sacaba nuevo single, el de “Smooth Criminal”, y que mejor manera de promocionarlo que estrenarlo en salas. Claro que el videoclip en sí dura tan solo unos diez minutos, pues engordemos la cosa hasta llegar a la hora y media y metamos todo lo que podamos (y que, de paso, pueda satisfacer el ego del artista). Con lo que la película comienza con un repaso en imágenes a su carrera, nos cuelan el videoclip de “Bad” copiado plano a plano e interpretado para la ocasión por niños, dando paso al primer scketch en el que MJ es perseguido por una horda de fans ¡de plastilina! Luego, él mismo se convierte en muñeco de plastilina, concretamente un conejo, y se marca otro clip a costa de “Demon Speed”, para, sin orden ni concierto, colarnos otro videoclip más, esta vez de “Leave me alone”. Y acabamos con el segundo sketch, que sería la historia infantiloide e incoherente en la cual introducir, ahora sí, el clip de “Smooth Criminal”. El cantante/bailarín interpreta a una especie de gangster que juega con tres niños (ya se veía venir el rollo pederasta por el que hoy es noticia). Una organización criminal que pretende venderle droga a todos los críos de mundo la tiene tomada sin motivo con Michael Jackson, por lo que se tiran toda la peli detrás de él... este, mientras huye, les planta cara convirtiéndose en coche, robot y más tarde nave espacial. Una puta locura incomprensible.... Pero está curioso todo el conjunto.
En la dirección, como es de suponer, dos tipos dedicados a los videoclips, Jerry Kramer y Colin Chilvers. En el reparto, Joe Pesci haciendo de malo maloso y Sean Lennon -hijo de-.
Tan entrañable como rara, me lo he pasado teta.