viernes, 10 de julio de 2009

DANTE 01

La pelis de manicomios molan, las del espacio molan más, una película de un manicomio en el espacio debería de molar mil al cuadrado, pero "Dante 01" tiene altibajos que arruinan la función.
"Dante 01" es un planeta abrasado por la lava, un infierno gigantesco y, en su órbita, está la estación espacial donde se realizan experimentos con asesinos, dementes y presidiarios. Hasta ahora "Caronte", director de la estación, y "Persefone", la jefa médica (los nombres son una metáfora más de las varias que sobran), han realizado estudios y experimentos no letales, pero nada más empezar la historia llega una nueva investigadora con un nuevo "paciente" y unas inyecciones de nanotecnología que pondrá en serio peligro la vida de todos los cobayas. El recién llegado tiene un apetito voraz por unos seres que viven dentro de los humanos y parecen una metáfora de la maldad, porque al quitárselos, los antes asesinos y locos son ahora corderitos y hermanitas de la caridad.
Marc Caro, director de la película, continúa con la estética oscura y recargada de anteriores trabajos suyos junto a Jean-Pierre Jeunet como "Delicatessen" o "La ciudad de los niños perdidos". Aquí, en "Dante 01", todos los protagonistas son calvos, sin duda un efecto de la evolución y vivir en el espacio. Al ser el escenario una estación espacial, ya sabemos que decorados nos encontraremos, pasillos de metal oscuros, alguna luz que parpadea, celdas sin ningún tipo de personalización... todo muy monótono, pero muy recargado a la vez.
El ritmo de la narración es lento y por momentos se estanca, y ya no hablemos del final, cuya secuencia dura un minuto (aunque parecen diez) y no deja de ser una repetición de tres planos, haciéndose insoportable mantener la vista ¿Hecho a propósito? Pues igual. Eso sí, tengo al Sr. Caro delante y le parto los morros por ese final tan, tan, tan.... en fin.
Si al ritmo lento y al argumento enrevesado le sumamos un par de diálogos pedantes en los que se habla de los métodos científicos de la psicología, ya nos encontramos con un rollazo padre.
Se ve que la historia daba para un mediometraje bien majo, pero como eso no vende, nos lo alargan con planos de la estación vista desde el espacio, la misma escena una y otra vez de los robots nanotecnologicos entrando en las células de los cobayas humanos, y otra completamente gratuita del sacrificio por el bien común de uno de los presos.
En vez de la versión del director, habría que hacer la versión del espectador, quitarle todo aquello que no sirve de nada y meter algo de acción, o un buen par de tetas.