viernes, 3 de julio de 2009

POSTAL

"Postal" era un videojuego para PC sin ningún argumento donde, simplemente, matabas a tus conciudadanos de las formas más bestias y guarras posibles, incluso podías mearte en los muertos. Con esa premisa de cuanto más cafre mejor, se hizo un pequeño nombre entre aficionados. Ube Woll, conocido por sus horrorosas adaptaciones de videojuegos a la gran pantalla, decide hacer lo idem con "Postal" y la vuelve a cagar.
Empieza con la siguiente escena: Dos terroristas de oriente medio han secuestrado un avión y pretenden estrellarlo contra las torres gemelas. Charlan sobre lo que les han prometido por dar su vida por la lucha contra el demonio occidental. "100 vírgenes" dice uno, "Pues a mi me dijeron 99, a ver si luego solo son 65, y mira no soy avaricioso pero y si al final son 10 vírgenes???". Así que llaman a Osama, "Osama, ¿Cuantas vírgenes nos estarán esperando?" "Ninguna, hay muchos creyentes que desean dar la vida por la fe, así que no llegan para todos" Los terroristas al ver que les han engañado, deciden irse a las Bahamas, en ese momento los pasajeros derriban la puerta, el avión pierde el control y choca contra las torres gemelas. ¿Os ha hecho gracia? Escrito no la tiene, en imagenes menos aún. Y no lo digo porque sea algo políticamente incorrecto, sino porque simplemente no tiene gracia.
La vida del protagonista es una mierda. Su mujer de 300 kilos se la pega con toda la ciudad, no tiene curro ni dinero, y junto a su tío, líder de una secta, se ve envuelto en una refriega contra Osama y sus chicos. Lo mejor de la película son las chicas de la secta, que están muy buenas, y el montaje, que no está mal, pero cuando es lo único que destaca, es que estamos ante un truño. ¿Y todas esas muertes de niños, atropellos de personas y demás coñas de mal gusto, consiguen levantar la película? Ni por asomo. ¿Qué se puede salvar? Además de las mencionadas chicas de la secta, una escena donde el propio Uwe Boll y el creador del juego intercambian más que palabras, vamos, que el segundo intenta (justificadamente) acabar con la vida del director alemán por la mierda de adaptación que ha hecho de su videojuego. ¿Escena profética? Pues sí.
Se ven un par de caras conocidas, como Verne Troyer ("Mini-yo"), Erick Avari o J.K. Simmons, pero ni con esas. Cuando quedaban 25 minutos de película, me di cuenta que no había reído ni una sola vez. Decidí quitarla. Al día siguiente la terminé, no fuera que todo lo bueno lo hubieran dejado para el final, pero no. Lo que se supone es una COMEDIA burra resulta ser un TOSTÓN de cuidado.
Avisados están.