Sorprendente película española, que mezcla por un lado el género de cine de supervivencia, por otro el de justicieros y todo ello, dentro de “la movida” madrileña.
El joven componente de un grupo musical, asesina por celos a un maromo que está besando a su novia. Tras salir de la cárcel, un extraño individuo le pide que le acompañe. Un grupo de millonarios excéntricos, entre los que se encuentra el padre del muchacho al cual asesinó, le dan una bolsa con un millón de dólares en diamantes. Van a organizar una cacería, en la que el es la presa. Si logra salir vivo de esta, los diamantes serán suyos. El joven logra escapar, dando muerte antes a uno de ellos. Una vez liberado, y consciente de que estos millonarios irán a por el, ejecuta su sangrienta venganza, acompañado de una extraña joven adoradora de Satán.
Súper curiosa. Actores clásicos haciendo de ricachos encabronados (Agustín González, Manuel de Blas, Agustín de Vilallonga…) montados en sus caballos, trasmitiendo una seriedad pasmosa, vestidos de negro y con sus fusiles en ristre, persiguiendo al protagonista, Miguel Ortiz (Posteriormente presentador de insulsos programas de televisión), no se ve todos los días en el cine español.
Y además de todo esto, el ambiente es malsano a más no poder. Cuando no están en el campo, están en discotecas ochenteras donde predomina el maquillaje y el cuero. Y sobretodo, el toque homosexual se impone. Dos de los ricachos lo son, y el olor a, precisamente, “Poppers” se huele durante toda la película.
Las maneras en las que el personaje aniquila a sus cazadores, son totalmente amorales, y muchas de las cuales, son guiños directos a películas de la época (¿EL EXTERMINADOR?).
Necesariamente pesada en cuanto a tempo, y sin llegar a ser redonda, si que se prodiga como una de las películas mas extrañas e interesantes del cine español ochentero. Y lo mejor de todo, es que no nos cuenta nada nuevo, las premisas de las que hace alarde la película, las hemos visto mil y una veces en otras películas anteriores, eso si, siempre americanas. Siempre funcionan estas cosas.
Dirige el ignoto José María Castelví, al que no se le conocen mas referencias.
Muy recomendable.