El caso del cineasta Kevin Smith es la prueba viviente de que no te puedes pasar la vida intentando contentar a tu supuesto público, porque, primero, estadísticamente es casi imposible y, segundo, aquellos que te adoran son los más peligrosos, porque pueden pasar de chuparte el cimbrel a odiarte con un simple cambio en la dirección del viento. Vamos, que son así de gilipollas. Smith se había encerrado en sí mismo en lo que se suponía era su especialidad, la comedia gamberra plagada de diálogos chanantes... pero, siendo francos, desde la muy potable "Persiguiendo a Amy", no había hecho nada realmente con cara y ojos. Y no, "Clerks 2" tampoco se salva. El orondo director estaba demasiado pendiente de lo que sus fieles decían de él en internet, y seguramente viviría amargado porque, a pesar de reutilizar ad infinitum a sus personajes de "Jay" y "Bob, el silencioso" (de nada sirvió anunciar que los había enterrado), las referencias continuas (y cansinas) al universo "Star Wars" y toda la parafernalia comiquera, Smith seguía sin conseguir dejarlos a todos realmente contentos. El clavo en el ataud fue esa última hiper-basura que hizo con Bruce Willis en plan "comedia de polis" y por la que merecería acabar en la cárcel.
Imagino que ahí el amigo se dio cuenta de que en su afán por lograr de todos una sonrisa y una palmadita en la espalda, se estaba cargando su ya de por si maltrecha carrera. ¿Qué hacer?, pues algo muy simple: Mandarlo todo (y a todos) a tomar por culo, apartarse totalmente de sus parámetros habituales y parir aquello que le viniera en gana: una peli de terror. Eso es "Red State".
A ver, sé que tanto en la pre-producción como en la consiguiente fase de lanzamiento, han habido movidas y aspectos curiosos que, seguramente, molaría contar aquí y ahora. El problema es que estoy saliendo de un gripazo, y no me apetece nada de nada buscar. Solo escribir. Así que nos ceñiremos a la peli comentando que, más que una de terror, "Red State" es un thriller. Narra los avatares de una familia de chalaos religiosos. Primero en su deseo de hacer justicia divina matando a pecadores y, seguidamente, enfrentándose al gobierno a base de disparos. El humor es el justísimo, y la violencia no excesiva pero presente. El ritmo está bien llevado, y no aburre en exceso, aunque tampoco es la leche de entretenida. Lo mejor de "Red State" es su ausencia de clichés (al menos no tomados desde un punto de vista literal) y su trama cambiante... es decir, la peli avanza y avanza, la historia avanza y avanza, y en ningún momento se apoltrona. Tampoco hay personajes de los que encariñarse, aquí el que tiene que palmarla, lo hace y punto. Salen tan mal parados los beatos como el gobierno, cada uno mirándose al ombligo y buscando sus propios intereses. A ver, aunque antes calificaba al film de thriller en lugar de terror, debo reconocer que algo de miedo da... y no por posibles escenas o momentos de atmósfera, sino porque al menos a mi todos estos fanáticos religiosos me dan mucho mucho canguelo... y lo dan porque, como todos sabemos, existen realmente.
La peli ha salido directamente en DVD, y ya mola. Kevin Smith se ha desquitado, ha demostrado que es bien capaz de hacer otro tipo de pelis y, si fuera un tio listo (que lo es), seguiría por estos derroteros, dirigiendo films diferentes a la puta trilogía de Jersey aunque fueran directos al video-club. A fin de cuentas, mejor eso que acabar estrenando truñazos para estrellas en decadencia.
No es una peli redonda, pero se deja ver gustosamente.