Un “Direct to video” con los que Ving Rhames suele alzarse, esta vez de procedencia británica, y de los más destacables de cuantos se han podido ver editados en nuestro país. Es más, si no fuera por su textura tan de vídeo (de alta definición y todo lo que ustedes quieran, pero vídeo al fin de al cabo) y algunos efectos y transiciones en el montaje más propios de la televisión que del cine, hubiera sido una gran película para explotación en salas comerciales.
Y vibramos y disfrutamos de su acción de video juego, de su galería de personajes y sus macarradas, pero no se nos cuenta nada nuevo. Y es que si decidimos elegir “El gran torneo” para ver, es por que no queremos ver nada nuevo tampoco.
En algún lugar de Inglaterra, se celebra en la más absoluta clandestinidad, cada siete años, un torneo de asesinos en el cual un grupo de adinerados jugadores, apostarán por su favorito. Tienen que matarse entre ellos, y el que quede vivo se llevará una millonada. A Joshua (Ving), el campeón actual, que está ya para retirarse, esta vez participa motivado por la venganza; otro participante, mató a su mujer embarazada. Y el resto de participantes procedentes de todas partes del mundo, les motivan distintas razones. Comienza el torneo y todo va sobre ruedas hasta que uno de los participantes logra sacarse un dispositivo de búsqueda que se les coloca, y logra introducirlo dentro del cuerpo de un cura alcohólico (Robert Carlyle), que automáticamente pasará a ser un participante más. El resto se lo pueden imaginar ustedes.
Pues obviando un par de fantasmadas e incoherencias típicas en este tipo de productos (que excusamos porque lo que queremos es ver hostias y tiros a tutti plenn), la película está más que entretenida. Coral como ella sola, cada personaje tiene un rol y unas habilidades distintas, y eso en las películas (y en los video juegos, que se podría sacar un video juego basado en esta película perfectamente), mola que te cagas.
Y es que es tan sencillo como eso, una peli sin más pretensión que la de entretenernos, hacer que nos lo pasemos bien, y ya está.
Maravillosamente rodada por Scott Mann, cuya carrera se basa sobretodo en “Directs to vídeo”, telefilmes y series de televisión.