Toby Radloff es un super-fricazo (de los de verdad) que tuvo la fortuna de compartir horario laboral con el hoy reputado -y fallecido- Harvey Pekar. Consciente de su peculiar modo de hablar, vestir y opinar, Pekar lo metió de protagonista en algunas de las historietas que guionizaba para su célebre cómic "American Splendor". Varios años después, el tebeo, Pekar y, de rebote, Radloff, fueron protagonistas de una notoria y estupenda película. Desde entonces, e incluso antes, Toby, acorde a su propia condición, vive aferrado a la etiqueta de "nerd" (pardillo, freak, empollón, novato, etc), su único acceso a cierta fama, cierta popularidad soterrada. Es un caso muy extendido, esa necesidad de formar parte de un colectivo, de llevar la etiqueta identificativa en un mundo poblado por zombies y que le induce a uno a amoldarse a aquel término, a aquella condición que, en otras circunstancias, sería motivo de vergüenza, de insulto, pero que es abrazada con forzado orgullo cuando... en fin, no hay nada mejor. Si a ello sumamos que Radloff no anda muy bien de la testa, pues ea, tenemos "nerdismo" hasta en la puta sopa.
Y es que, además de todas sus excentricidades y carencias, Toby tiene un pequeño problema de más... un especie de bichito molesto oculto bajo el sobaco y que lleva bebiendo de su sangre desde hace ya dos décadas, ese bichito se llama Wayne A. Harold. Cuando Harvey Pekar alcanzó cierta popularidad como tertuliano televisivo, la MTV sintió tanta curiosidad que fue a entrevistarle. Una vez allí, apareció Radloff. Harold, currando para el canal musical y consciente de la mina que tenía a mano, fichó al "nerd" en cuestión para que protagonizara una serie de vídeos en los que, digámoslo claramente, hacía el mayor de los ridículos, disfrazándose con atuendos humillantes y soltando las mayores gilipolleces frente a la cámara. Incluso en la misma "American Splendor" (la peli) se habla de ello, y en idénticos términos a los que yo utilizo.
Cuando el chollo de la MTV se acabó, Harold convenció a Radloff para que protagonizara una comedia "gore" destinada al mercado del vídeo (y que acabaría en las arcas de la Troma), "Killer Nerd". Su éxito fue tal, que rápidamente parieron un "Bride of the Killer Nerd". Después vino "Townies", rodada también en vídeo, y pretencioso blanco y negro, se suponía una comedia bizarra y ofensiva en la línea del primer John Waters, en la que Radloff hacía de un vagabundo loco que se follaba un cadáver. En las entrevistas, Wayne A. Harold no cesaba de hablar de su fuente de alimentación -Radloff-, de lo muy amigos que eran y de cuanta personalidad excéntrica y alocada compartían. Finalmente, y a falta de mayores ideas, Harold (típico caso de cineasta con aspiraciones "mainstream" frustradas y que se aferra al "underground" como única salida desesperada) decide parir un documental sobre su "amigo", por aquello de acabar de exprimir la naranja. Eso sí, de entrada, lo primero que vemos cuando le damos al "play" son imágenes del "rodaje" de la nueva peli de Toby, en la que aparece con un pañal y un chupete haciendo el bebé llorica mientras una mujer le atiza en el culo. Ahí, nada de explotar al tontito, ¡tratándole con dignidad!. Y por aquello de seguir estirando de la puñetera coletilla favorita de un Radloff desesperado por destacar, la cosa se titula "Genuine Nerd".
"Genuine Nerd" se podría partir en dos mitades. Por un lado, el amigo Toby que nos habla de su vida, su "carrera artística", su relación con Harvey Pekar (que se presta a una escueta entrevista), sus "películas", etc, etc. Y por otro, y a intervalos, nos habla de sus colecciones, sus manías, su preferencia por cierta hamburguesa, su patético coche tuneado (el "Nerd Mobile" lo llama en un alarde de originalidad)... es decir CHORRADAS sin interés alguno. Material para seguir riéndonos del tonto, en los que Wayne A. Harold se limita a hacerle preguntas capciosas dando pie a que Radloff suelte cuantas más perlas, mejor (ejemplo: Toby llama a su madre, pero no pilla el teléfono, comenta "Estará en el lavabo", a lo que Harold, tras la cámara, pregunta "¿Y que estará haciendo tu madre en el lavabo?". Radloff, visiblemente molesto, responde: "No quiero hablar de eso").
No hace falta decir que en la parte dedicada a los logros artísticos del "genuine nerd", el propio Harold tiene un notable protagonismo, pues al fin y al cabo, es la persona que más le ha explotado... se le cita a él, sus películas y se muestran secuencias de estas. Ahí, tan modestamente. Y como muestra, la misma parrafada de la caratula.
Y es que, si ya de por sí lo comentado hasta ahora resulta altamente patético, la sosería, la cutrez, la desgana, la ausencia de imaginación, de ideas frescas, de color y la austeridad que respira todo el documental, de principio a fin, contribuyen a que te deje una sensación triste... incluso depresiva.
Finalmente lo único realmente destacable y divertido del pack es cuando interviene en la ecuación Judah Friedlander, que interpretaba al mismo Toby Radloff en "American Splendor".
En los USA "Genuine Nerd" la distribuyó en dvd "Tempe Video", el sello de J.R.Bookwalter. Un documental ajeno al horror, el gore y las tetas distribuido por un sello especializado en cine "casero" de horror, gore y tetas. Eso lo dice todo.
Mala hasta resultar doloroso.