El argumento gira en torno a una banda de atracadores y del
equipo de policías que le persigue. Al empezar la película ya llevan días tras
su pista, y aunque no se dice claramente que es lo que han hecho, en un momento
el jefe de la banda reconoce ser un
asaltador de furgones blindados. De esta forma nos encontramos dentro de la
acción desde el minuto uno, lo que hace que en los momentos que el espectador
tiene para pensar, puede que se sienta un poco confuso. En un rato ya se asume
la situación y te dejas llevar. Y es que estamos muy mal acostumbrados a que
nos den todo mascado en las películas.
En el tiroteo del plano secuencia, la prensa capta a un
policía pidiendo clemencia ante uno de los atracadores, por lo que se crea una
campaña de desprestigio de las fuerzas policiales. Los altos cargos de la
policía deciden dar carta blanca a un plan de ataque para contrarrestar la mala
prensa, que sus agentes lleven cámaras y micros en el uniforme y así una vez
editado y montado lo que quieren mostrar pasarlo a los medios para tener buena
imagen. Todo esto es idea de una prometedora Comisaria a la que el espectador
le coge tirria rápidamente. Uno de sus subordinados es el inspector y su equipo,
que siguen estrechamente a los atracadores, y les localizan en un complejo de
edificios de viviendas de calidad media baja. Parece un ghetto. El inspector va
piso a piso buscando e intercambiando plomo con los delincuentes, y es entonces
cuando los polis-cámara entran al edificio. Entonces empieza no solo una guerra
de tiros, sino también una mediática con los policías editando las imágenes
para que parezca que lo tienen todo controlado y los delincuentes colgando los
videos de lo que realmente ocurre en internet.
Los buenos no son tan buenos, menos la comandante que es
odiosa si o si, y los malos no son tan malos. El jefe de la banda es el típico
delincuente enrollado, que a los inocentes no quiere herir. Pero el inspector
de policía, ese también es un tio majo, por lo que te debates todo el filme
entre apoyar a uno u a otro. A la comandante no, a esa le deseas la muerte.
La duración no llega a los 80 minutos por lo que la película
pasa en un suspiro. No es un peliculón, pero su escasa duración más algunas
cositas como el plano secuencia o la guerra mediática entre policía y
delincuentes, hacen que no sea una pérdida de tiempo verla. Una relación
diversión/tiempo más que aceptable.