La peli es lo que es, un
producto televisivo para hacer pasar al espectador medio un ratillo entretenido
con sus tiros, sus explosiones y su falta de pretensiones, que desde luego
consigue sus propósitos.
Ahora, que la heroína sea una
de las secuestradas… para matarlos. Máxime cuando ni siquiera se trata de una
actriz de acción, si no de una ya
talludita playmate llamada Shannon Tweed, que muestra el palmito que le queda y
que como no sabe pelear, en las escenas de lucha, que las hay y bastantes, la
señora queda bastante en ridículo, puesto que no sabe pegar, y la lentitud de
sus movimientos le delatan. Andrew Dice
Clay, que también pega un par de patadas, tampoco está muy ducho en las escenas
de pelea, la verdad.
También tenemos por ahí, como
esbirro del jefe de los terroristas a Rody Pipper “El Gaitero”, que resulta
curioso, también, el comprobar que un “Westler” como el, funciona en las
pantomimas dentro de un cuadrilatero, pero que delante de una cámara, es
también bastante torpe.
Pero quitando esas horrorosas
coreografías diseñadas, obviamente, por alguien poco acostumbrado a hacerlas,
la película se soporta de maravilla, a pesar de que Andrew Dice Clay, no suelte
sus estúpidos chascarrillos cada dos por tres.
En las labores de dirección
tenemos, mira tu que curioso, a Paul Lynch, cuyos trabajos más destacables
serían el clásico del “Slasher” “Prom Night” y “Humongous”, para luego basar
casi la totalidad de su carrera en trabajar para la televisión rodando episodios
sueltos de series tan variopintas como “Luz de luna, “Robocop”, “Mike Hammer” o
“Más allá de los limites de la realidad”.
Un par de años más tarde, se
rodó la secuela del telefilme “No contest II”, también por parte del señor
Lynch, que ya no llegó a nuestros video-clubs, y que solo cuenta con el
protagonismo de Shannon Tweed, por lo que el interés que genera la película es…
ninguno.
¡Ah! Y no confundir con
“Punto limite cero”.