El resto, pues lo de siempre: El obsesionarme con ese cartel, esas fotos y la trama que podía más o menos entender gracias a mi diccionario francés-español. Finalmente se estrenó una semana en mi ciudad, pero no fui a verla porque el cine donde la echaban estaba emplazado en un barrio poco recomendable y entonces yo era un jiñao. La terminaría viendo en VHS y la disfrutaría como un cochinillo… o tal vez me obligué a ello, dado lo mucho que la deseaba.
Años después me compré el VHS original, la proyecté en la Marató de Cotxeres de Sants y le dediqué una entusiasta reseña en este mismo blog. La última vez que la revisé me pareció que el tiempo había hecho mella en ella y ya no resultaba tan “cool”, pero bueno, no deja de ser una peli simpática y agradable de ver y, sin duda, lo mejor de la carrera de su irregular director (que no cumplió con las expectativas).
Ahora, gracias al siempre amable, misterioso y desperado Alex Gardés, podemos gozar de los fotocromos de “El terror llama a su puerta” (que, by the way, es también un título de lo más chanin) y, gracias a mi amable persona, de la caratula del VHS. Disfruten si se ven capacitados para ello….
(Esta imagen es de una escena que no aparece en la peli)