lunes, 13 de enero de 2020

HISTORIAS DE LA TELEPRISIÓN

“Historias de la Teleprisión” es un documental de corte prácticamente amateur que se ha podido ver recientemente en diversos festivales cinematográficos.
En 1985 el director de cine Adolfo Garijo, director del corto “Madrid-Tránsito” y ayudante de dirección de algunos capítulos de “Curro Jimenez”, entró preso a La Modelo de Carabanchel por encontrarle en casa de su pareja un alijo de cocaína que reconoció como suyo. Por otro lado, Javier Anastasio, supuestamente implicado en el caso Urquijo y condenado sin pruebas, hace amistad con Garijo y en un momento durante su estancia en prisión, se les ocurre la idea de montar una televisión en la cárcel, cuyos programas, realizados por ellos dos con la colaboración de otros presos comunes con una vídeo cámara casera, se emitirían en todas las televisiones de la cárcel.
35 años después, sin medios ni ayuda, Garijo decide hacer un documental sobre aquella experiencia donde condensará el poco material que no se destruyó de aquellos programas que hacían, ayudandose por un par de declaraciones tanto de él como de su socio en aquella empresa y algunos comentarios en off. De esta manera, se nos mostrará parte de aquellos precarios programas realizados por presos, así como se incluye la totalidad de un documental, “Carabanchel, la otra orilla” que fue emitido en televisión y cuyo hándicap consiste en que es un documental que, financiado por Telemadrid, realizaron los implicados en Teleprisión y que servía para denunciar las precarias condiciones en las que estaban aquellas instalaciones carcelarias donde abundaba la suciedad, la enfermedad, los chinches, piojos, ladillas y las carencias de todo tipo. Un documental que sirvió para que las condiciones mejoraran un poco posteriormente, pero también para que el equipo de Teleprisión y los implicados en la concepción del documental quedaran marcados de por vida durante su estancia en la cárcel, mientras que sus programas y “Carabanchel, la otra orilla” fueron escondidos por la institución penitenciaria y las propias televisiones porque el material que en ellos se ofrecía era determinante para comprobar las condiciones infra-humanas en las que se encontraban los presos. Aquello era un pozo de mierda en el que se echaba a los condenados a su suerte.
Un documento que, desde luego, no deja indiferente, y cuyo mayor interés es el poder ver aquellos noticiarios que confeccionaban los presos así como el estilo de vida de dentro de prisión. Resulta cuando menos delirante, el ver a estos individuos dando las noticias en clave humorística, así como acongojante el ver las declaraciones de los presos comunes, que se desinhiben delante de las cámaras de sus compañeros, a los que por emprender una actividad creativa, también se les miraba con cierto resquemor.
Como fuere, lo cierto es que el espectador, viendo este documental, toma conciencia de la barbaridad que es albergar a más de 2500 presos en una cárcel concebida para tener a 900 y se pregunta si no es tan condenable el estado en el que allí se tenía a los criminales,como cualquiera de los delitos que estos hubieran cometido. Vale que la cárcel no es una residencia vacacional, pero esos pozos de podredumbre en el que se los metía, no eran propios de una prisión y sí de un campo de concentración. En cualquier caso… que hubieran sido buenos cuando estaban en libertad.
El material que aglutina “Historias de la teleprisión” es lo suficientemente interesante como para tener en cuenta su visionado, así como no deja de ser fascinante el ver cómo todo este material sale a la luz sin más medios de los que usted y yo podamos disponer en nuestras casas y me resulta hasta gratificante el montaje final realizado por uno de tantos programas para editar que podamos encontrar en cualquier PC normal y corriente, sin ningún tipo de filtro,  efecto, ni aspavientos. Todo muy crudo, muy basto. Un documental sobre la precariedad ejecutado también desde la precariedad. Como sea, siempre entretenido e interesante.