Después de una experiencia horrible de la mano de Johannes Roberts y su "Hellbreeder", y otra más o menos positiva con "When evil calls", tocaba hacer balance con la que hace tres, "Demonic". ¿Resultado?, hummm, no lo tengo muy claro, pero digamos que, de momento, Roberts sigue ocupando el puesto de los mediocres en mi propia lista.
Y es una pena, porque "Demonic" podría haber sido una película mucho mejor de lo que es. El realizador británico se esfuerza muuuucho por dotar de algo más a este rutinario relato sobre unos ángeles caídos (con aspecto de fémina) que rulan por los bosques con el fin de seducir primero, y devorar después, a todo incauto que cometa el error de mirarles directamente a los ojos, sin importar sexo ni condición.
Dicho esfuerzo queda patente en algunos aspectos como el visual, el look de la fotografía (a ratos excesivamente oscura), el inspirado juego con los infrarrojos, la niebla cuyo fin es dotar de atmósfera a la historia (en un loable pero fallido intento de dar verdadero miedo), los potentes créditos iniciales, incluso la apuesta que el realizador hace por no perder demasiado los papeles y mantenerse sobrio... o, ¿por qué no?, con ideas tan interesantes como la del personaje interpretado por un fugaz Tom Savini, según el cual después de presenciar lo más hermoso del mundo (las demonias en cuestión), ya nada tiene sentido ni valor en esta vida.
Sin embargo todo es en balde, porque el resultado final es de lo más plomizo, vamos, ¡¡que te aburres como una puta ostra!!, y es que cuando partes de unos elementos taaaaan trillados (porque en esencia "Demonic" no deja de ser otra vuelta de tuerca más a "Posesión Infernal") lo menos que debes hacer es tomártelos excesivamente en serio... o por lo menos, compensarlo con abundantes dosis de hemoglobina (como hicieron los responsables de "Carver"), cosa esta que tampoco abunda demasiado en la peliculilla.
Al final, lo más divertido es el cameo de Shaun Hutson, el autor de la famosa novela "Slugs" (que inspiró el film de J.P.Simón), ya sin sus míticas pintas jevillarras (¡la edad no perdona!... y la alopecia tampoco), pero que se interpreta a si mismo con gracia y salero.
Eso si... comprendo que Johannes Roberts esté tan convencido de los valores de su obra como para poner su nombre por encima del título, como hace John Carpenter... pero, seamos realistas, ¡¡¿¿quien es Johannes Roberts??!!, desde luego el director de "La Cosa" no.