El ya fallecido Bruno Mattei arrastró a lo largo de su carrera muy mala prensa. Su condición de exploiter/plagiador indiscriminado hizo que incluso sus propios compañeros de profesión echaran pestes de él. El mismo Lucio Fulci, que no se puede decir que sea el rey de la originalidad y de las intenciones honestas (a fin de cuentas toda su fama empezó con una falsa secuela no oficial, "Zombi 2"), rajó del pobre Mattei cuando este le sustituyó en el rodaje de la infecta "Zombi 3". Ridículo.
Sin embargo, y por muy mierdosas que puedan ser algunas de sus pelis, o por mucha jeta que se gaste, el Sr.Mattei fue el único cineasta de su generación, y su especialidad, que a pesar de la caída en picado del cine de género italiano de segunda y tercera fila, siguió en la brecha, haciendo lo mismo y con idéntica mentalidad. Mattei comprendió la fama que tenía, y que el "exploit" italiano de los 80 había ganado fans con los años. Así que decidió sacarle partido. ¿Cómo?, rodando en formato vídeo (ole tus huevos!) y tocando aquellos subgéneros indiscutiblemente de su tierra. Los zombies a la fetuccini, el erotismo rancio y, más importante si cabe, el cine de caníbales (en breve caerá reseñada una de estas). ¿Fascinante, no?.
Dentro de esta admirable y prolífica dinámica (en el 2005 rodó cinco películas!!), Bruno Mattei, echando mano de su pseudónimo más afamado, Vincent Dawn (que verás estampado en los créditos de flipadas del calibre de "Apocalípsis Caníbal", "Cop Game", "Strike Commando", "Serpiente Sam", el falso "Terminator 2" o la horrible "Doble Objetivo") -aunque en según qué mercados, viene firmada por otro de sus falsos nombres, este más vinculado al erotismo, Pierre Le Blanc-, rodó este "Snuff Killer, la morte in diretta" (o "Snuff Trap") que es su plagio oficial de la estimable "Asesinato en 8mm". Y cuando digo plagio, como es siempre el caso con el amigo Bruno, no lo digo porque sí.
La historia arranca con los créditos más feos que recuerdo haber visto nunca en una pantalla. Resulta que una niña que está riquísima es secuestrada por una panda de cabrones que se ganan la vida rodando pelis snuff... ya sabéis, de esas en las que se mata peña de verdad. Su madre, una cuarentona de bastante buen ver, decide buscarla y, of course, introducirse en el submundo del porno más extremo. A diferencia del amigo Nicolas Cage, nuestra heroína se introduce literalmente, actuando en algunas pelis y comiendo las pollas adecuadas. Finalmente dará con el malo que, como en la de Joel Schumacher, es un director extravagante y demente... solo que aquí, igual que con la protagonista, le cambian el sexo. Vamos, que es una pava.
La cantidad de escenas, nombres, frases y resoluciones robadas de "Asesinato en 8mm" son tan numerosas, descaradas y asombrosas como siempre en su realizador. El mercado clandestino, el misterioso vendedor sentado en una mesa jugando al solitario, los traficantes de porno extremo que reaccionan violentamente cuando les preguntan por las "snuff movies", la peli falsa en la que la misma actriz muere dos veces, y más, mucho más. Todo ello con un look de peli porno a la que han cortado las secuencias más gráficas. Sí, hay teta, sí, hay violencia... pero la verdad, menos de la que cabría esperar de un veterano del exploitation. Mattei lo "estiliza" tanto todo que pierde la capacidad de resultar sórdido e inquietante. Aquí lo único sórdido e inquietante son los putos paseos interminables que se marca la prota en plan vídeo turístico.
En fin, un rollazo de puta madre. Solo se la recomiendo a completistas del realizador italiano. Al resto, les animo a que vean "Asesinato en 8mm", que es lo mismo pero mejor. También pueden ir mas allá y agenciarse la peli de la que Schumacher tomó buena nota, "Hardcore: mundo oculto".