La primera vez que tuve conocimiento de "Qualen" fue a través de la caratula de su edición americana de vídeo (donde se la bautizó como "The hereafter"). Es decir, la misma que tienen aquí a su izquierda. ¿Fascinante, verdad?. Además, si vieran la parte trasera, incluye una foto del bicho de la portada y una mujer vestida de época, con una cadena en el cuello y un escote de los que hacen historia. ¿Cómo resistirme a eso, por dios?. Lo malo es que no había ni un solo puñetero nombre en toda la caja, así que poco podía hacer para seguir su rastro. Pasado un tiempo, me reencontré con ella y, esta vez sí, decidí poner todos mis sentidos en comenzar la búsqueda. Descubrí que se trataba de un film de serie Z confeccionado en 1983 en las Inglaterras exclusivamente distribuido en el mercado Español. Eso sí sonaba raro, más aún cuando era un dato incorrecto ya que, como véis, también se lanzó en Estados Unidos. Fue entonces cuando supe que por estos lares se tituló "Qualen" (genial/absurdo título que, según el doblaje español, se traduce como "La amenaza de la maldición") y hasta logré ver la caratula correspondiente y, más raro aún, un recuerdo emborronado y desenfocado se despertó en mi castigado cerebro. Vamos, que me sonaba y todo.
A esas alturas tenía claro que, independientemente de todo lo que hubiera tras ese film, "Qualen" no podía tener nada bueno. Uno ya está lo suficientemente vapuleado para saber a ciencia cierta que esta clase de pelis son aburridas a muerte y rematadmente malas. Aún así, logré que un coleccionista generoso me regalara un ripeo en perfecto estado y, tras una sesión de auto-conciencia, la puse en el dvd y le di al "Play".
Amigos, he necesitado de cinco sesiones para verla entera. Claro que, sabiendo lo que era, me la ponía al final de la noche, con la intención de coger sueño... y joder, ¡¡ya lo creo que lo cogía!!. El caso es que la peli gira en torno a un panoli que anda enchochado por una pava y odia a su padre. Este es un empresario millonario atado a una silla de ruedas que advierte continuamente a su retoño que la mujer por la que pierde el ano es una hija de puta y que pase de ella. Un mal día, y tras una discusión, hay un accidente y el padre la palma, por lo que el hijo hereda todo el pitote. Pero entonces comienza a ver al fantasma de su progenitor acosándole (con gusanos y tó). Y lo que de entrada parece un zombie de aspecto ridículo y careta de goma barata, resulta que se justifica cuando en verdad se trata del amante de la mujer del prota que, junto a esta, han ideado un plan para matarle a base de sustos (de ahí lo del cantoso disfraz). El caso es que se lo dan bien gordo y el tipo cae por una ventana, pero no se mata, queda temporalmente impedido. La pava, decepcionada, pasa ya un huevo de disimular y el marido se da perfecta cuenta de que le pone los cuernos, así que planea su implacable y soporífera venganza.
Pues bueno, como decía un rollo de tomo y lomo. "Qualen" no es de terror, las caratulas son jodidamente engañosas. Se trata de un thriller (por así llamarlo) con unas gotas minúsculas y minimalistas de temática sobrenatural. Su condición zetosa queda patente en la tosquedad con la que está parida, tosquedad que asalta a todos los aspectos de la peli: su fotografía, los movimientos de cámara, las torpes peleas, los cutre-efectos, los infra-actores, la deliciosa música. Tremendo. Lo que más abunda es el diálogo rellena-metrajes, hay muy poca sangre (aunque hay) y un sexo muy muy light. En cuestiones de personal, no reconocemos a nadie, aunque del director, Michael J. Murphy (que para la ocasión firma Michael Melsack... ¿tan avergonzado estaba?), sí podemos decir que es un personaje de culto responsable de un puñado de películas semi-caseras rodadas en 16mm, super 8 o vídeo con títulos como "The last night", "Invitation to hell" o "Death Run". Por desgracia falleció hace no mucho.
Finalmente, lo más divertido de "Qualen", dejando de lado su oscuro origen, es que se trata de un auténtico alegato sobre la maldad femenina, sobre lo pérfidas que son las hembras -y lo son- cuando hay dineros e intereses materiales de por medio.
Pero por lo demás, pfffff.