Horroroso título español con el que se bautizó a una de las producciones “Full Moon” que Stuart Gordon dirigió para la factoría – y por ende, de las mejores-.
Todavía no andaba muy pervertida la productora que se hizo un hueco en el corazón del fandom con la saga de “Puppet Master”, y todavía hacían películas potables, no por la producción y las artes de Charles Band y su familia, si no por el incuestionable talento de Gordon. Salvando las distancias, “Un castillo alucinante” (“Castle Freak” en el resto del mundo), tienes esos aires y maneras de las entrañables producciones “Empire”.
Básicamente, se nos cuenta la historia de una familia americana que hereda un castillo en un remoto pueblo Italiano. En ese castillo tiempo atrás, vivió una duquesa que fingió la muerte de su hijo, un deforme, y lo encerró en una mazamorra. Cuando esta familia llega allí, el deforme continúa por el castillo y al tomar contacto con la hija ciega del patriarca, este se encapricha, se escapa como puede de la mazmorra, y lógicamente, arma una escabechina.
Stuart Gordon, se pasa por los huevos los presupuestos pequeños, y resuelve contrariedades con talento y un dominio absoluto de la situación, usando en la mayoría del metraje la cámara al hombro, y recreándose en las escenas más sangrientas y efectivas. Sin duda, peli que toca Gordon, peli que se convierte en peli de autor, por lo personal de su manera de rodar y sus tempos tan característicos.
Siguiendo con la tradición que comenzó con “Re- Animator” en los tiempos de la “Empire”, en el reparto contamos con un hiper-mega-sobreactuado Jefrey Combs al que da gusto verlo en acción y a una recatada Barbara Crampton, que a pesar de que el filme tienes generosos destetes y felpudos, vemos vestida todo el tiempo.
Como estaba rodada en Italia, en el momento de su estreno, muchos plumillas especializados quisieron ver más allá de los hechos, afirmando que Gordon había rodado una especie de homenaje al cine de terror Italiano. Mentira, o un criterio mínimo. Stuart Gordon rodó una peli a lo Stuart Gordon, sin tener en cuenta a los italianos más que en el momento de cobrar el cheque.
Entretenida, sórdida, y al fin de al cabo cutrecilla, “Un castillo alucinante”, probablemente sea la mejor película de “Full Moon”, y también, una de las mejores de Don Stuart Gordon, al que ya se le echa un pelín de menos tras las cámaras.
¿Saben lo que diría Joaquín Prat? Pues eso, que se la recomiendo.