En 1996 compraba la mítica revista “Pantalla 3”. En un
momento dado, comenzaron a aparecer anuncios que
publicitaban una película muy extraña con Paul Naschy en el reparto titulada “Científicamente
Perfectos”, rodada en 16 mm y dirigida por un tal Francesc Xavier Capell que, por atípico
y entusiasta, se ganó mi simpatía.
El caso es que no hará ni dos años, volví a tener noticias
de él. Se ve que había tenido los cojones de adaptar al cine las aventuras de
ese personaje añejo y antipático que es “El guerrero del antifaz” (pero por el
que se pirra) y lo había
hecho con 200.000 Euros, tirando de subvención. Es lo máximo que pudo conseguir,
ya que ningún productor osó a darle los millones que le harían falta. Pero tiró
con ese dinero.
Una vez concluida, la película se pasó en la sección “Brigadoon”
del festival de Sitges, que es el hogar de aquellos que hacemos “cine
de mentira”, pero después pudo estrenarla en salas comerciales, muy poquitas y
por tiempo muy limitado. Al no poder verla en ninguna sala de Madrid, me quedé
con las ganas.
Pero ahora, cual Juan Palomo, yo me lo guiso, yo me lo como,
Capell ha conseguido por sus propios medios una distribución en DVD en tiendas
punteras, con su correspondiente publicidad en las revistas especializadas
(cosa esta, la de aparecer en los medios, que siempre se
le ha dado muy bien), así pues, no pude resistirme a adquirirla en DVD.
La película cuenta las hazañas del personaje creado por
Manuel Gago, pero supongo que por problemas de derechos, finalmente
se titula “El Caballero del antifaz”. El tema es que es tan confusa (en
realidad hay historia, pero no soy capaz de hacer una sinopsis… algo con los
moros entrando en no se donde…) como aburrida.
Bien, la osadía de Capell ha hecho que tardara en rodarla
siete años y que se gaste los 200.000 euros en vestuario, caballos, maestros de
armas y de artes marciales y una impresionante banda sonora, pero a nivel técnico,
narrativo y de entretenimiento, el resultado es el de una película amateur,
además de las más infectas, de aquellas que intentan parecer de
verdad, pero en este caso especialmente, no llega. Unas pretensiones enormes,
para una cosa de vergüenza ajena.
Rodada en vídeo, si no es mini-dv, poco le falta, y en Catalán,
Castellano y Árabe, la película tiene un montaje básico y chabacano, con largas
conversaciones intrascendentes de “habla uno, corto, habla otro, corto”, como
si no supiera que se puede montar una pista de audio de un clip encima de otro
de vídeo. Y es que quizás no lo sepa, váyase usted a saber.
Y de las escenas de acción, mejor no hablar… no solo por
como están montadas, si no porque todos esos entrenadores que se supone tiene
la película, no se por donde andan, ya que las luchas con espada y a caballo
son de pena. Parece una serie de señores disfrazados dándose de palos. Tratando
de crear imágenes épicas, Capell parece que está grabando los carnavales de su
pueblo.
A mi entender, se podría haber hecho con ese dinero (del
contribuyente, por cierto) una película bien maja en lugar de empeñarse en
adaptar las aventuras del héroe del cómic, pero lo que no se puede hacer es
intentar facturar una súper producción con un presupuesto mínimo. Ahora, mi
pregunta es la siguiente: ¿Podría Francesc Capell haber dirigido una buena película
si hubiera obtenido los millones necesarios? Mucho me temo que el resultado no
iba a distar mucho de este…Y es que si no hay talento, da igual los millones
que tengas. El montaje de vídeo de bodas, bautizos y
comuniones del que hace gala la película, realizado por el mismo director,
ratifican mis palabras.
Pero ¡ojo! no se confundan… "El caballero del antifaz" es un absoluto
coñazo de 105 minutos que no hay por donde cogerla, pero eso no significa que
la repudie, es más me alegro de su
existencia y sobretodo de la de su director, quien a juzgar por la
insistencia de conseguir distribución y que sus películas se estrenen en cines,
su entusiasmo, y según los extras del dvd (eso si, repletito y con un libreto
donde críticos de distintas revistas dicen poco menos que la película es una
obra maestra y le comen la polla al director a base de bien (¡¡¡¡)), Capell está
convencido de que ha hecho una película extraordinaria, que si tiene algún
problema es debido a su falta de presupuesto, y jamás a su incapacidad y, por
ende, que se trata un de un incomprendido del cine español.
Si sus películas tienen una vida comercial, grande o
pequeña, se debe únicamente a él, a la confianza en sí mismo y no a enchufes ni
nada por el estilo. Todo esto sumado a su peculiar estilo y su mentalidad, le
convierten en uno de esos directores outsider que tanto me gustan a mí, y es
motivo más que suficiente para seguirle, venerarle y reivindicarle. No en vano
me he comprado toda su filmografía en DVD. Al fin y al cabo, son estos
directores los que le dan sal al asunto del cine español…
En el reparto, actores de teatro catalanes, otros
claramente amateur, el propio Capell como protagonista interpretando al
caballero del antifaz, y la recuperación de Mirta Miller en un cameo.
Si tienen curiosidad…