Cualquiera que me conozca, estará
harto de escucharme hablar de los cines de mi niñez, aquellos
locales de exhibición en los que adquirí mi educación y que
forjaron mi personalidad. Cuando me sale la vena nostálgica, más
que los programas de la tele o los tebeos de la época – que
también- son los cines a los que iba los que logran hacer que
suspire de añoranza. Siempre he hablado de los locales que había en
Alcorcón, localidad esta, en la que tan solo quedan unas multi-salas
a las afueras. No queda ni un cine. Valderas, Pachon, Estoril,
Multisalas Septimo Arte, y, sobretodo, Benares, son nombres de cines
que salen siempre a relucir en las conversaciones que de vez en
cuando se tienen con los amigos de aquellas de “yo me acuerdo de
esta película, que fui a verla a...”
Añadan a esto, mi interés por estos
locales a raíz de mi profesión – ya extinta también- como
proyeccionista, que es también un plus a la hora de amar estos
recintos.
Por eso, en cuanto supe de la
existencia de este libro, cuyo tema central son los cines de la
capital, supe que tenía que hacerme con el. Sin saber mucho más,
tan solo que se hablaba de estos cines, que si no me tocan tan de
cerca como estos que he nombrado de la localidad en la que me crié,
si que me tocan de forma directa al ser los cines dónde mis padres
me llevaban cuando había ese estreno incontestable que había que
ir, obligadamente, a verlo “a Madrid”, siendo yo un infante, o
re-descubriendolos en la adolescencia, cuando ya me permitían mis
progenitores coger solo el transporte público en la adolescencia.
Pero centrémonos en el libro que nos
atañe, este “Cines de Madrid”.
Escrito (y fenomenalmente documentado)
por David Miguel Sánchez Fernández, en realidad es un libro de
arquitectura destinado, probablemente, más a arquitectos que a
cinéfilos en cuanto que el grueso de su contenido, son detalladas
descripciones de los muros, interiores y decoraciones de estos, en
muchos casos, centenarios lugares, que aunque muy pocos continúan en
pie funcionando, prácticamente ninguno permanece intacto como el
primer día. Sin embargo, bien nutrido de fotografías e información
gráfica, y que si ocurrió en algún momento algún hecho histórico
dentro (o fuera) de los muros de aquellos cines, Sánchez Fernández
nos lo cuenta de forma muy directa, y no deja de ser un libro muy
interesante, aunque, como es mi caso no nos interese en ningún
momento la arquitectura, y , confieso, pasemos largos párrafos
dedicados a ese arte.
Sin embargo, datos como fechas de
apertura, títulos de las películas en las respectivas aperturas y
clausuras de los cines, así como fotos comparativas de como eran
esos cines en su momento, y como permanecen en la actualidad,
personalmente, me la ponen muy gorda. Por no hablarles de esas
fotografías ochenteras en las que vemos las grandes marquesinas que
anuncian cosas como, por ejemplo, “Tiburon 3”.
Así que, fuere como fuere, un libro
altamente recomendable, que además, si no se es un completo lerdo
como yo, y se tiene la sensibilidad suficiente para apreciar esos
cines como las grandes obras arquitectónicas que son, intuyo que el
trabajo del autor, es poco más que una obra maestra.