En esta ocasión, se cuenta la historia de una exhibicionista
de discoteca (que en un escenario se toca y demás) que, debido al gran parecido
con otra pava, se infiltra en casa de un
general Nazi para sonsacarle información sobre ciertos lingotes de oro,
mientras que una gente, por otro lado, trata de encontrarlos también. Entre
tanto –y de manera soft- follan.
Destaco, fíjense ustedes, los títulos de crédito. La cámara
está en el interior de un coche, intuyo que sostenida por el propio tío Jess,
en el lado del copiloto y va filmando el trayecto de carretera, pero de vez en
cuando, se gira, y saca a Mayans que está conduciendo. ¿Y por qué destaco ese
plano? Porque es el típico plano que cualquiera que va de copiloto en un coche
captura. Es decir, que la falta de espacio te limita y solo puedes hacer ese
plano, si o si. Ergo, cualquier película comercial, descartaría siquiera la
idea de rodar desde el asiento del copiloto a la carretera y al conductor… pero
Jess Franco si lo hacía, de la misma forma que un turista lo hace cuando graba
en vídeo sus vacaciones familiares. Que quieren que les diga, eso me hace
gracia.
Por otro lado, el título poco tiene que ver con el contenido
de la película, pero si que tiene tirón comercial, ya que parodia de manera
erótica, un título famoso reconocible por todos; en este caso “La noche de los
muertos vivientes”, aunque me hace infinita más gracia otro como es “Mil sexos
tiene la noche”, en alusión a la peli de Piquer Simón “Mil gritos tiene la
noche”.
Por lo demás, flojita, ni especialmente curiosa, ni
estridente.