Y es que su fama de “una de las mejores películas de terror
españolas” era un pesado lastre. Pues ha superado la prueba de los años con
creces. Se trata de una grandísima película de terror española, efectivamente
de las mejores. Y la única pega que puedo ponerle, es que, quizás peca un poco
de ingenua – desde el primer momento nos hacemos una idea de quien puede ser el
asesino- pero esa ingenuidad viene dada por una cuestión de fechas más que por cosa de la realización. Me imagino
el impacto que causaría esta película allá en 1969.
Cuenta la historia de una jovencita la cual es ingresada en
una residencia para señoritas conflictivas regentada por una tirana que siente
un gran desprecio por ellas. La mano derecha de la directora, que atormenta al
resto de las internas, y el hijo adolescente y salido de la misma, cumplen un
gran papel en la historia. Un buen día, alguien comienza a asesinar a algunas
de las chicas. Nadie quedará libre de sospecha.
Y es que la grandeza de la película, más allá de la
historia, que tampoco es que sea algo del otro mundo, radica en todo lo
concerniente al diseño de producción, la ambientación, la atmósfera, el rollo
gótico y el suspense. Amén de la
dirección de Chicho Ibáñez Serrador, perfecta, y que se marcó un par de hitos en la historia del cine español, como
ese primer asesinato con planos superpuestos –y flores empapadas en sangre- a
cámara lenta, que es ya todo un referente, por no hablar del retorcido final al
que, por otro lado, se lanzan guiños al terror clásico y al contemporáneo, más
concretamente a “Frankenstein” y a “Psicosis”.
Lo que pasa es que se rodó en un año complicado, y la tijera
de la censura no deja que disfrutemos de la película en toda su sordidez, pues
quedó fuera de metraje un buen tanto por ciento de escenas sangrientas, y aún
así, la película resulta escabrosilla.
Con una clara retirada a las producciones de la
“Hammer”, desde luego, le da mil patadas
a cualquier obra del “Fanta-terror” español,
quedando Chicho muy por encima de todo lo que hizo Paul Naschy, todo lo
que hizo Eugenio Martín, todo lo que hizo Amando de Ossorio… en definitiva, que
Chicho SI era un gran director. Lástima que luego le echó más horas al “Un,
Dos, Tres” que a cualquier otra cosa, y tras rodar la también cojonuda “¿Quién
puede matar a un niño?” se quedó por el camino un gran director de cine.
Poco más que decir, un clásico, una gran película, una
pionera, un éxito internacional con ediciones en DVD, sin duda, mejores en el
extranjero que en España, y que cuenta en su reparto con las presencias de
Lilly Palmer (“Los niños del Brasil”) Cristina Galbó (“No profanar el sueño de
los muertos”, “El Sexo Ataca”), Teresa Hurtado (“En busca del huevo perdido”),
Víctor Israel y John Moulder- Broewn (“El circo de los Vampiros”)
Muy buena.