Aunque no me convenza como cult-movie prefabricada, reconozco que el "Forbidden Zone" de Richard Elfman es, cuanto menos, curiosa. Incluso con algún momento inspirado. Matthew Bright debutó en ella como guionista y actor -cinematográfico-. Sin salirse de sus funciones de escribiente, volvería a colaborar con Elfman en películas como "Shrunken Heads" o "Revenant: vampiros modernos". Incluso de por medio tuvo tiempo de guionizar una cosa tan convencional como "Guncrazy" (vehículo de lucimiento para una ex-jovencita, y ex-borrachuza, Drew Barrymore). El año 1996 saltó a la dirección con una peli que, pronto, alcanzó -genuino- estatus de culto, "Freeway" o "Sin salida", versión psicótica del cuento de caperucita roja con Kiefer Shuterland haciendo de “lobo” y una aún verde Reese Witherspoon de deslenguada caperucita. Tres años después Bright escribe y dirige una excéntrica y alocada segunda parte, "Trickbaby (Freeway 2)", sin verdadera conexión con la original salvo por el hecho de narrar las hazañas de otra adolescente chalada “on the road”. Esta vez el protagonismo recayó en la morbosa Natasha Lyonne (la Witherspoon era ya demasiado popular).
Convencidos tal vez de que a Matthew Bright se le daba bien eso de dramatizar las vivencias de psycho-killers, los productores de "Ed Gein", biopic de otro puto asesino mitificado por un puñado de gilipollas, le fichan para dirigir "Ted Bundy", que en esencia era más de lo mismo. Recién iniciado el siglo XXI, parece ser que esta clase de reprobables individuos están de moda y los productores de Hollywood toman buena nota de ello… y de la estupidez humana en general.
"Ted Bundy" cuenta la, pues eso, vida criminal del muchacho. Atractivo, carismático y estudiante de derecho, Bundy se puso las botas asesinando y violando (según le venía) un montón de mozas durante los años 70. Lo pillaron dos veces, y dos veces que se escapó. Hasta que finalmente acabó frito en la silla eléctrica.
Bien, cuando "Ted Bundy" se pasó por el Festival de Sitges yo andaba a tope con mi inevitable Bright-manía, así que aquel día me tomé la molestia de levantarme a las seis de la puta mañana para llegar a las ocho al pueblo costero y poder meterme en la sesión de prensa de las nueve. Ya son ganas. Reconozco que entonces la peli me dejó bastante igual, vamos, que me decepcionó. Unas semanas después se estrenó un poco de tapadillo en las salas de la Ciudad Condal y un amigo que llevaba -y lleva- las riendas de un programa dedicado al séptimo arte que se emite por cadenas locales, me dijo que tenía concertada una entrevista con Bright y que si quería acudir y, de paso, redactar las cuestiones ya que yo estaba puesto en su trayectoria. Acepté, aunque sin demasiado entusiasmo. Así que conocí al cineasta y pude preguntarle cuanto quise... lo que pasa es que, a día de hoy, no recuerdo nada. O casi nada. El único dato que retengo en la memoria fue que citó al famoso dibujante de comics Robert Crumb como una de sus influencias. Dicha respuesta vendría propiciada por una pregunta referente al extraño humor, muchas veces negro, que hay en el cine de Matthew Bright y que en "Ted Bundy", tratándose como se trataba de terribles hechos reales, cantaba mucho más. Hay escenas que parecen tomadas a cachondeo, pero de un modo tan sutil y absurdo que dudas. Sobre todo por el modo en que Bundy engatusa a sus víctimas, lo fácil que le resulta y lo ingenuas que son ellas (todas gastan un look de "chica hippie cañón" que recuerda también a los tebeos de Crumb). ¿Acaso "Ted Bundy", the movie, toma a las mujeres por idiotas?. ¿Es Bright un misógino desalmado?. ¿Eran las víctimas ASÍ DE PAVAS?. Supongo que lo que hace el director es exagerar hasta el delirio el mentado CARISMA del serial killer. Ted Bundy era capaz, como se dice coloquialmente, de venderle una nevera a un esquimal. Con su cara bonita, su sonrisa y sus buenos modales, se ganaba la confianza de cualquiera. Hay quien dice que todo obedecía a que por entonces la gente no tenía tanta consciencia de la existencia de bichejos como ese (que para algo fue el primer psycho etiquetado de modo oficial como "asesino en serie") y las mujeres no desconfiaban tanto como hoy lo harían. O tal vez era el buenrollismo inherente a la década, con el hippismo aún coleando... ¡¡qué sé yo!!. Lo que no se puede dudar es que, sí, las víctimas de Ted Bundy en la peli parecen tontas. Cosa extrapolable al personaje de su pareja "seria". Una auténtica novia abnegada, entregada y ultra-enamorada capaz de TODO con tal de mantenerle a su lado. Quizás el momento más intenso y humillante sea cuando Bundy la convence para follar "de un modo diferente", y le pide que finja estar muerta mientras la insulta despiadadamente. Claro que también es un dato real que, una vez metido entre rejas, el asesino recibió innumerables cartas de amor de innumerables féminas. No coment.
Pero para intensidades, todo el segmento dedicado a la ejecución. Narrada paso a paso y sin la más mínima compasión. Bright nos muestra el procedimiento en toda su crudeza y con inusitada frialdad, desde el afeitado de cabeza al taponamiento del culo, pasando por los pañales. Y todo con los sollozos del condenado como banda sonora. El momento en que le dan al "on" de la corriente eléctrica, nos comemos la agonía entera. La guinda la pone el detalle de descubrir qué peinado gasta el verdugo cuando se quita la capucha (¿real o licencia?).
En fin, no es que "Ted Bundy" sea redonda, ni muchos menos, al no tener un argumento demasiado enrevesado (básicamente vamos viendo crimen tras crimen en riguroso orden) puede llegar a resultar algo repetitiva o monótona, pero no demasiado. El extraño tono de la película (el distanciamiento de su director, mezclado con su negro sentido del humor) hacen que el visionado sea bastante "disfrutable", así, entre comillas. A ratos las secuencias más crudas te sacuden sin compasión, como por ejemplo el brutal asesinato de las dos chicas en la caseta o el ya mencionado y escalofriante paseo por la silla eléctrica. Cuidao, no se equivoquen ustedes, no se trata de ver gore a tutiplén, tripas saltando por los aires, ni nada de todo eso. No way. Igual que con "Ed Gein", este biopic apuesta más por el rollo psicológico antes que por el gráfico. Y pal caso, ya me está bien.
Eso sí, no comprendo muy bien las imágenes finales (al parecer una parodia de "Malcom X", peli del insufrible Spike Lee que ni pude terminar). Es decir, sí, entiendo que cualquiera puede ser un asesino en serie... pero creo que se contradicen con el tono poco o nada sermoneador de la empresa. ¿Una imposición de los productores, quizás?.
Por cierto, dato curioso: Al estar ambientada en los años setenta y al incluir una secuencia de baile en una disco (aunque la música que suena parezca más bien moderna), hubo quien calificó a "Ted Bundy" como "El "Boogie Nights" de las pelis de asesinos en serie". Menuda gilipollez. Tanto como las frases promocionales del cartel español, sobre todo lo de "Prohibida en USA", cosa esta que no me consta.
El reparto lo encabeza Michael Reilly Burke como el despreciable criminal. Aunque a ratos su interpretación roza lo histriónico, en general sale bien parado de la aventura, logrando resultar imprevisible e inquietante. La mayor parte de su carrera se centra en la televisión, aunque ha intervenido en "The Collector". Le acompañan algunos nombres bien curiosos y familiares pal aficionado medio, como los de la "scream queen" Tiffany Shepis, el legendario segundón Tracey Walter (la mano derecha de "Joker" en el "Batman" de Burton), Phoebe Dollar, la enigmática musa del chusquero Jeff Leroy (con un aspecto tan raro como su nombre hace suponer) y el gran Tom Savini que, además de interpretar a un policía, se curra los efectos especiales de maquillaje, por pocos que sean.
Después de "Ted Bundy", Matthew Bright la emprende con un proyecto más personal y arriesgado, "Tiptoes". Una demencial historia de amor con enanos y un reparto de luxe, Gary Oldman empequeñecido, Matthew McConaughey, Patricia Arquette, Kate Beckinsale y el hoy reputado (y, pal caso, inevitable) Peter Dinklage. La vi pasados ya un porrón de años, el día que, inesperadamente, la localicé en un video-club. Hacía tiempo que su director ya no me interesaba, y no sé si eso influyó para que me dejara un sabor de boca amargo (eso o la presencia actoral del siempre irritante Santi Segura… a saber). Se dice por ahí que fue la intromisión de los productores lo que jodió la peli, que Bright quería hacer algo estrambótico y le obligaron a dar más presencia al tono romántico. El caso es que fue un super-fracaso en todos los sentidos (hay quien incluso la considera ofensiva para los enanos). Desde entonces Matthew Bright no ha dirigido nada más. Ni telefilms. Las últimas cosas que figuran en su ficha son como co-guionista de un producto zetoso made in "Full Moon" a base de historias de terror y con directores del calibre de David DeCoteau o C. Courtney Joyner. "Tomb of terror" se titula. Y una colaboración en un cortometraje, pero a saber si es él u otro Matthew Bright.
Lo que sí sé con seguridad es que, huyendo de las inclemencias económicas de su tierra, Bright escapó a Guatemala y México, donde se dedicó a pintar cuadros y escribir para tener algo que mostrar/vender a su vuelta. También comentaba en una entrevista de hace algunos pocos años que iba a rodar un capítulo para una serie sobre mujeres entre rejas, pero no hay constancia de que lo llevara a término. Todo un personaje.
En cuanto a “Ted Bundy”, bueno, no le cambiará la vida a nadie, pero está bien visible.