lunes, 23 de junio de 2014

PASTEL DE SANGRE

Se trata de una de esas películas oscuras del cine español que cuesta tanto dar con ellas, hasta que alguien cuelga una copia cochambrosa en Internet, y ya se pierde la magia. Pero al menos podemos verlas.
En esta ocasión, este “Pastel de Sangre”, sería una película de episodios que supondría la incursión en el cine de terror de directores que, posteriormente, se cagarían en el cine de terror, como es el caso de Emilio Martinez – Lázaro (“8 Apellidos Vascos”, “El otro lado de la cama”), que prefiere las películas de, con y para paletos, “antes que una de vampiros” (pero debuta con una de Frankenstein) u otros tan poco afines al género como son Francesc Bellmunt (“La quinta del porro”, “La radio folla”), el prestigioso Jaime Chávarri  (“El desencanto”, “Las bicicletas son para el verano”) cuya relación con el terror posteriormente,  sería el escribir el guión de “Las Vampiras” para Jess Franco, y José María Vallés, quien nunca llegaría a rodar  nada más que un cortometraje.
Se trataría de una película en la que, prácticamente, debutarían en la dirección estos cuatro directores, y que se ganaría la fama de maldita, váyase usted a saber por qué motivos.
El primer capítulo sería el dirigido por Vallés, y que, titulado “Tarota”, nos vendría a mostrar una historia contemplativa en la que un caballero andante se topa con un enano que le acompañará en su travesía y en la que acabará reencontrándose con un viejo amor fallecido. El segundo, “Victor Frankenstein”, sería una revisión  “Sui géneris” del mito por parte  Martínez- Lázaro, cuya pretenciosidad provoca vergüenza ajena. El tercer capítulo, el mejor de la película, sería el de Bellmunt, que nos cuenta una historia de vampiros en tiempos anteriores a Cristo en “Terror entre Cristianos” y por ultimo, Chavarri propone una extraña  ida de olla en “La danza o las supervivencias afectivas”.
El resultado de la película entera es bochornoso, pedante y lejano al cine de terror, una cosa aburridísima, anti- atmósfera, que hace pensar los caprichosas que resultan ser las “Película malditas” que llegan a ese estatus sin motivo, y que, si en su momento pasaron inadvertidas, sería por algo. Mala es decir poco.
Antes de sacarme los ojos, por lo menos me recreé con la presencia de una jovencita Charo López que estaba muy guapa, un Eusebio Poncela que todavía estaba verde y que interpreta a una especie de mono salido, José Lifante en una de género (sin novedad, ergo), Marisa Paredes con sus pellejos en su sitio y Martí Galindo, enano actor que luchaba por hacer papeles secundarios, y que ya de mayor se convirtió en súper estrella televisiva de la mano de Javier Sardá en su programa “Crónicas Marcianas” y cuya popularidad, moriría con el programa.
Por lo demás, una basura infecta del cine español, horriblemente sobre valorada por los aficionados al “fanta-terror”, que se basan, únicamente, en lo mucho que les ha costado verla.
Eso si, desconozco si el cartel dibujado a mano de su edición videográfica sería el  mismo con el que se estrenó en cines, pero me chifla. Es totalmente fanzinero.
¿La peli? Patata hervida.