“Warlock, el brujo” es una de esas películas con cierto
tirón popular (y hasta algo de culto) que, sea por el motivo que sea, yo a
estas alturas todavía no había visto. Una vez visionada por primera vez, para
mí, resulta ser condenadamente entretenida, y a su vez, un ejemplo de cómo
mantener el ritmo en una película. Con el paso de los años, las películas ochenteras
tienden a resentirse, “Warlock, el
brujo” aguanta el tipo perfectamente, y si la ves de primeras y sin saber de
que época es, tendríamos dificultades para saber de que año data esta cinta, y
si nos dicen que es de 2000, puede hasta colar. Solo “puede” porque los efectos
pobretones de hilos y Chromas, cantan por soleares a ochenterismo.
Sea como fuere, la película funciona perfectamente. Una
combinación de fantasía y terror que, a pesar de que al final se queda a medio
camino de cada género quedándose muy aséptica en uno, y excesiva en el otro,
funciona a la perfección porque al fin y al cabo está todo muy bien combinado.
Aunque se rodó en 1989, la película no vio la luz hasta bien
entrado 1991, porque, con esta ya terminada, su productora, la “New World”,
quebró, con lo que se quedó sin estrenar hasta que , más modesta, “Trimark” se hizo con los derechos de
explotación y la estrenó, convirtiéndose en un pequeño éxito y en una cinta de
culto. En nuestro país, apenas congregó a 150.000 espectadores de la época en
los cines, pero si que funcionó, siendo un bombazo, en los videoclubes, convirtiéndose
esta en un clásico del cine alquilado.
De hecho, generó dos secuelas “Warlock: the Argameddon” de
1992, también con Julian Sands de protagonista –como en esta- y dirigida por el
simpático Anthony Hickox, y “Warlock III”, bastante tardía, de 1999, sin Julian
Sands que sería sustituido como Warlock por Bruce Payne (¿), y que en nuestro
país al menos (y en los USA en el caso de la tercera) saldrían directas para el
mercado del vídeo.
Junto a Sands (Visto en “Mi obsesión por Helena” o “Leaving
Las Vegas”) tenemos en el reparto a gente de la calaña de Lori Singer
(sobretodo, reconocible por su papel en la serie “Fama” y luego ya por cosas
como “Footloose” o “El hombre del zapato rojo” para luego no hacer nada más
destacable), Richard Grant (con muuuuchos papeles secundarios en su carrera,
por ejemplo, “Spice World” (Je¡)) o Mary Woronov .
A Steve Miner ustedes ya le conocen de sobra, quiero creer;
además de la dos y la tres de Viernes 13, también dirigió “Harvard: Movida
Americana”, “Eternamente Joven” y hasta “Mi padre ¡que ligue!” entre otras
cosas que descubrirán sin pinchan al enlace al que lleva su nombre.
Para terminar, decir como anécdota que “Warlock, el brujo”
es una de esas películas que en los USA les cuelgan el San Benito de
“peligrosas” porque algún loco comete algún asesinato tras verla; en este caso,
dos niños despellejaron a otro para, al igual que Warlock, poder volar
consumiendo su grasa. Cosas que pasan.
Muy maja.