Siempre he tenido muy claro que nuestro querido Nick Zedd era un colzonazos. Todas sus obras tienen detrás la influencia de una olorosa vagina, aquella en la que el intrépido artista metía su notable rabo de modo consentido. Es decir, su pareja del momento. Y no es algo exclusivo de la edad adulta. Ya con 14 añitos ideó un corto para que una chica que le gustaba formara de algún modo parte de su existencia. Pero ella lo rechazó. La vida ya preparaba al joven Zedd para lo que sería el pan de cada día en el futuro.
En los 80 se lió con Donna Death, una gótica pseudo-punka fan del cine de terror. Bajo su tutela -y absoluto protagonismo- filmó "They Eat Scum", la famosa parodia del punk visto desde el media rodada en súper 8 y en la que aparecen zombies y canibalismo. El siguiente proyecto del cineasta era una peli anti-religión, pero Donna le convenció de que el mejor modo de financiarla era haciendo primero algo comercial e invirtiendo luego las supuestas ganancias. ¿Y qué esputó tal estratagema?, pues "Geek Maggot Bingo", parodia de las pelis de monstruos añejas, con vampiros y... Donna Death (comentada a fondo en un AVT podcast). El film estaba pensado para sacar a Zedd del underground, pero se estrelló, atrapando a nuestro héroe en la marginalidad hasta hoy. Lo que no duró tanto fue su relación con la chica oscura, que desapareció de sus cortos.
Después vino el Cine de Transgresión. No sabemos qué hembra influyó en este caso, pero por entonces Zedd andaba loco por una pava que encajaba en el rollo y se llamaba -o se hacía llamar- Susan Manson (muy adecuado el apellido). En este periodo también se enchochó de la diosa del movimiento, y del underground de la época, Lydia Lunch, lo que esputó el corto "The wild world of Lydia Lunch", en el que Zedd la sigue por todas partes filmándola con una cámara de súper 8 mientras de fondo oímos la cinta que la misma Lunch mandó al muchacho, poco antes de que el material rodado llegara del revelado, para informarle que su relación había terminado.
Ya en los 2000, Nick se echa nueva pareja, la obsesionada con los elfos Reverend Jen. ¿Resultado?, pues salta a la vista, "The Adventures of Electra Elf", una serie para la televisión de acceso público con ella de prota interpretando a una superhéroe elfo y enfocada para todos los públicos, lejos del rollo chungo habitual de Zedd. Y este "Lord of the cockrings", con guión y protagonismo de Reverend Jen donde interpreta a.... ¡la reina de los elfos!. Da hasta miedo.
Un nerd fan de "Star Trek", e informático para más señas, entra en un sex shop y se compra un anillo para la polla. Cuando se lo pone (es evidente que el falo que vemos no es el del actor y seguramente sea el del mismo Zedd, dado lo mucho que le mola presumir de sus atributos físicos) se desmaya y despierta en un mundo de fantasía en el que una hada increíblemente tetuda (pueden gozarla en la absolutamente DIVINA caratula del corto que les dejo a modo ilustrativo) le explicará lo malo que es el anillo y que debe ir a tirarlo al interior de un volcán. Por el camino se encontrará todo tipo de extravagantes personajes. Después de 25 minutos, el lío acaba con un "happy end" propio de una mente femenina inmadura (o de un ejecutivo de Hollywood obcecado en sacar cuartos a las mentes femeninas inmaduras). Según se mire, el invento retrotrae levemente al espíritu de parodias semi-porno como "Las aventuras de Flesh Gordon" o "Alicia en el país de las porno maravillas" (¡gracias Bill Osco!).
"Lord of the cockrings" está grabada en delicioso vídeo formato cuadrado. Para los fondos y efectos especiales Nick Zedd recupera la estética de "Geek Maggot Bingo", buscando la super-artificialidad de las cosas a base de papel pintado y otras delicias por el estilo. Hay unas cuantas tetas (algunas muy bonitas) y un dragón macarra que es un maromo con una máscara tirando a chapuzas y una cola hecha con cartulina o vaya usted a saber. ¡Adorable!. Completan el cuadro un tipo parodiando al "grunge" medio (¡era la época!), un porrón de efectos de sonido propios de "cartoon", la leche de errores de raccord y, lo más notorio, canciones. Sí amigos, "Lord of the cockrings" es, ante todo, un musical. Las composiciones están a la altura del tono general, crudas, desafinadas pero con gracia. Mola la escena del dragón cantando y todos bailando torpemente.
Resumiendo: tal y como le dije al amable caballero que me la pasó, Romerito, "Lord of the cockrings" es una tontunada... pero una simpática. Sin más.
Completan el pack los cortos "Elf Panties", una chorradica grabada en una tarde con Reverend Jen interpretando a otra elfo, solo que esta se moja las bragas cuando lee a Tolkien y chupa polos como si fueran pollas, y "Thus spake Zarathusta", un corto estéticamente interesante (haciendo gala de un chiste cruel a costa de Christopher Reeve) pero con un problema: su innecesaria intelectualización, resultado de las inseguridades y los complejos de un Zedd que protagoniza y co-dirige junto a un tío llamado Jon Vomit (¡muy chulo el seudónimo!, y muy buena su aparición como inquietante vecina chismosa).