sábado, 27 de marzo de 2021

CONGO

"Congo" era la película oficial que detestar en su año, 1995. Fue un fracaso de taquilla que aniquiló la carrera de Frank Marshall como director de primera fila. Y tanto crítica como público se pusieron de acuerdo para echar pestes de ella y ridiculizarla. Efectivamente, vista 26 años después, te das cuenta de lo caprichoso que es todo, y lo gilipollas que a veces puede ser la audiencia (no así los críticos, que nunca han dejado de serlo. Y por si algún lelo aún no lo tiene claro, yo no soy crítico de cine, solo un fan que habla de las películas que consume). No, "Congo" no es tan terrible. De hecho, está bastante maja.... que es exactamente lo que pensé el día que la vi en el cine "Comedia" de Barcelona, acompañado no de otro ser humano, sino de un bol de palomitas y una "Fanta" naranja, alimento ideal dada la naturaleza del film.
Todos sabemos que Frank Marshall venía de la mano del más grande creador de blockbusters que ha dado Hollywood, Steven Spielberg. Era algo que cantó mucho cuando este le produjo su debut en la dirección con la simpática "Aracnofobia" y canta aún más en "Congo". Primero por el tono de carrusel ligero + aventurero a lo Indiana Jones y, segundo, porque se basaba en una novela de Michael Crichton, muy de moda entonces gracias al éxito, cómo no, de "Parque Jurásico".
Los integrantes de una expedición a África, en busca de un diamante repollero, acaban muriendo bajo las zarpas de una criatura misteriosa de aspecto simiesco. En su lugar mandan otra, a la que se une un científico y su gorila capaz de comunicarse mediante signos. Un filántropo rumano de maravilloso nombre -¡Herkemer Homolka!- sospecha que el animal conoce el emplazamiento de unas legendarias minas repletas de piedras preciosas, lo que no sabe ni este, ni nadie, es que dicho lugar existe y todo aquel que se acerca a él, tal y como le pasó a la primera expedición, tendrá una muerte violenta.
Lo dicho, una auténtica película de aventuras con sus selvas, tesoros, muchos peligros y un volcán apunto de estallar. Como todo blockbuster, el ritmo es bastante acelerado, pasan mogollón de cosas, hay unas gotas de humor, algo de violencia por aquello de impresionar a las plateas juveniles y un fin de fiesta explosivo. Los gorilas, cortesía de Stan Winston, son tíos disfrazados. El único elementos puramente informático es la lava que arrasa con todo llegado su momento. Los personajes son lo suficientemente carismáticos para amarlos con intensidad aunque su función sea la de villano y, en general, uno pasa un rato de lo más ameno. No es una obra de arte, ni nada que deje una huella indeleble, pero sí un perfecto divertimento de fin de semana.
El alegre, colorido y fenomenal reparto incluye nombres como los de Laura Linney, Dylan Walsh, el entrañable Ernie Hudson, un delicioso Tim Curry, Joe Don Baker, James Karen, Stuart Pankin, Peter Jason, Delroy Lindo, Joe Pantoliano y, obvio, un llamativo e inesperado Bruce Campbell aún joven y delgado. Si descartamos las ocasiones en las que ha contado con enchufe, puede que esta sea su película más "mainstream"/gorda. De hecho, se presentó al casting buscando el rol protagonista -masculino-, y acabaron dándole uno mucho más escueto... pero significativo, sobre todo para los que en 1995 ya le conocíamos y adorábamos.
Como nota extra, añadir que "Congo" fue una de las películas en las que curró el generalmente oscuro David Hallinger, amigo y colaborador del gran George Kuchar, a quien le dedicó todo un documental en los años ochenta.
"Congo" es ideal para aquellos que, como yo, en el cine no busquen más que saludable escapismo y buen rollo.