No existe un grupo de rap (ni banda de rock) en el planeta con mayor culto y seguimiento que los infames "Insane Clown Posse", todavía en activo. Raperos blancos de Detroit, tirando a malos, con unas letras que en su afán por ser desagradables bordean el retraso mental y, para más inri, el look de sus integrantes consiste en ir maquillados como payasos siniestros. Además rinden pleitesía a un refresco sin gas de su invención, el Faygo, que derraman sobre sus fans cuando están en el escenario.
A mediados de los 90 sembraron la polémica en la opinión pública, en definitiva, porque eran más bastos que un arado y en sus conciertos se liaba de la manera más tonta. Su mal comportamiento les costó el contrato con su compañía de discos, que les echó de mala manera, pese a que las ventas eran millonarias, pero, en un caso sin precedentes, montaron su propio sello discográfico, "Psychopatic Records", y continuaron funcionando. La compañía llegó a facturar más de 10 millones de dólares al año a pesar de tener a todos los medios en su contra y carecer de publicidad alguna. Fueron catalogados como la peor banda del mundo.
El caso es que los "Insane Clown Posse" tienen un seguimiento en los Estados Unidos de millones de fans. Calaron entre los marginados y los jóvenes con problemas de adaptación social —como los mismos miembros de la banda— y se generó una subcultura alrededor del grupo y sus excentricidades. Los fervientes seguidores de estos raperos, súbditos más que fans, se hacen llamar asimismo “Juggalos”, se refieren a "Insane Clown Posse" como “familia” y se dedican a sembrar el caos y la discordia allá donde van, motivo por el que el FBI les ha catalogado como banda criminal organizada, igual que a los Bloods, los Crips o cualquier otra pandilla callejera.
De la forma que sea, los "Insane Clown Posse", desde la autoedición, han conseguido convertirse en una banda millonaria con más de 30 años de carrera. Sacan sus discos, su merchandising y sus marcas. Y como ellos se lo guisan y ellos se lo comen, durante la década pasada no se les ocurrió otra cosa que producir películas para su propio lucimiento y para el disfrute de los “Juggalos” que se las gozan como si no existieran otro tipo de películas. Al fin y al cabo están concebidas para ellos.
Así, y tras la mala experiencia de la primera película de "Insane Clown Posse", “Big Money Hustlas”, de la que, si se tercia, ya les hablaré en otra ocasión, se esperan casi dos años para pillar por banda al director con el que trabajan siempre, Paul Apresen, responsable de videoclips y documentales sobre la banda, contratan un equipo de filmación de Los Ángeles y, sin demasiada idea de hacer películas y con un guión de 40 páginas (que luego el director ampliaría hasta las 70), se marcan este “Big Money Rustlas” que en palabras de los propios "Insane Clown Posse" sería una parodia del cine del oeste inspirada en “Sillas de montar calientes” y en los dibujos de la Warner Brothers.
Básicamente, se trata de un SOV de lujo para el que el grupo invirtió un millón de dólares que podemos ver gastados en decorados y vestuario, no así en los posibles F/X que son de lo más chabacano, ni en equipo técnico, ya que está rodada en vídeo —muy vídeo— del año 2010.
Unos gerifaltes del juego y las apuestas, mantienen a un pueblo sumido en el pánico con su actitud violenta e injusta. Y el sheriff del lugar intentará acabar con el emporio de estos sin vergüenzas. En realidad el argumento ni existe, es una excusa para poder ver a los "Insane Clown Posse", así como a otros grupos pertenecientes a su sello, hacer el cabra y decir tacos durante casi dos horas que dura el invento. Entre tanto veremos a un individuo con un pie gigante, escenas tan incorrectas como el fusilamiento por parte de los malos a un cowboy con rasgos evidentes de homosexualidad, y un montón de chistes anacrónicos, como cuando un cowboy se encuentra a Tom Sizemore —que se interpreta a sí mismo— tomando el sol en el desierto y se acerca a pedirle un autógrafo. Sizemore se niega, a pesar de que este asegura haber visto todas sus películas.
Poco más, una estupidez a la altura de sus autores que se tiraron mas de dos años montando la película con personal de Hollywood porque ellos no sabían y, a pesar de esa ayuda, recibieron críticas como la firmada por Tex Hula en aintitcool.com, y que rezaba: "Esta película parece haber sido rodada por un niño de parvulitos que acaba de aprender a decir tacos y que los usará todo el tiempo porque piensa que decir tacos es graciosísimo. Esta "película" es tan odiosa que va más allá de ser insoportable. Una de las más dolorosas que he tenido que soportar, no en esta columna, sino en mi vida".
Hula exagera (ya saben, la crítica basada en preceptos morales). En realidad “Big Money Rustlas” es mala a rabiar, pero es tan desquiciada, tan caótica, tan tonta y tan honesta, que fíjense ustedes, me ha caído en gracia. Una chorradita inofensiva con la que hay momentos que verdaderamente te ríes. Eso sí, la que me parece un poco más difícil de digerir, es la música de los "Insane Clown Posse".
Para darle empaque al asunto, la película cuenta con pequeños papeles, no solo para Tom Sizemore, sino también para Ron Jeremy, Jason Mewes, Brigitte Nielsen o Dustin Diamond, así como luchadores de wrestling varios, raperos como Vanilla Ice… y váyanse ustedes a saber cuantos más.
Fue un éxito en su lanzamiento en DVD, porque los “Juggalos”, si los "Insane Clown Posse" se tiran un pedo, estos acuden a olerlo. Así que juegan en casa.
Nunca rodaron una tercera película, ambientada en el espacio, tal y como pretendían los artistas. Previamente pusieron sus zarpas en otras pequeñas producciones con idénticos fines comerciales que esta "Big Money Rutlas", como puedan ser "Bowling Balls", comedia horrorífica hecha a su medida o "Death Racers", producto de "The Asylum"destinado a adelantarse al lanzamiento de "Death Race: La carrera de la muerte" y que también le viene como anillo al dedo a la banda.