Producto “Fool Moon”, de los pocos que se editaron en vídeo en nuestro país, y que contaba con una baza fuerte: su molón cartel. Curiosamente, las expectativas que los fans se crearon acerca de esta película, por culpa de dicho cartel, y por el retraso mental general, fueron mayores a lo que el producto es en si, y si bien no es una película que a mí me vuelva loco, si que rompo una lanza a su favor. Tan mala, no es.
Es más, tiene la extraña virtud de contener un material de relleno bastante más entretenido que el principal reclamo, siendo mejor el “bla,bla, bla” que la presencia de los pequeños montruos. Aunque ahí, también hay mucho “bla, bla, bla”…
Una muchacha que trabaja como bibliotecaria de libros únicos, es engañada por un “Mad Doctor”, que le roba la versión manuscrita por la propia Mary Shelley de “Frankenstein”. Por lo visto, ha creado una máquina que convierte en materia viva a los referentes literarios. Así que planea crear a los monstruos clásicos de la literatura y usarlos para gobernar el mundo, y para ello, necesita también, previo secuestro, sacrificar a la bibliotecaria, en teoría, menor de 35, virgen y rubia. Pero esta, logra escapar antes de que se complete el experimento, por lo que al alterarse la cosa, aparecen los monstruos clásicos en versión reducida. Estos harán todo lo posible, por conseguir un tamaño normal. De por medias un detective, que trabaja en un video-club, rellena la película.
Pues a mí me cae simpática oiga.
El papito de todo esto ( y de otras muchas cosas mas), Charles Band, también director del asunto, tan solo quiere hacer una peliculita simpática, al rollo de la “Full Moon” gastando dos duros y sin demasiadas estridencias, y lo que consigue es un delirio absoluto, con esos monstruos enanos con Phil Fondacaro a la cabeza como Mini-Drácula y portavoz de sus compañeros, que no para de hacerle preguntas a su creador, para darle un poco de coherencia a su existencia.
Quizás la cosa peca de excesiva, de “psicotrónica”, de rebuscada… pero está absolutamente falta de pretensiones, no busca convertirse en una pieza de culto, aunque lo parezca, y aunque carece de elementos terroríficos significativos (No hay sangre, ni gore…), tenga un desenlace con el que te quedas igual que estabas, y un humor menos gracioso de lo que Band se cree, yo creo que a originalidad poquitas películas le ganan.
A destacar, el papel de detective cinéfilo de tercera que interpreta Justin Lauer. Nunca un protagonista, cayó mas antipático al espectador, y al resto de personajes. Eso si, se marca un guiño en uno de sus diálogos al cine de serie B en general, y a Jess Franco en particular, que no se lo salta un gitano (aún con esas referencias que cita, alguna de ellas ficticia). Y no me puedo olvidar del papel de la jefa de la prota, interpretada por Kistin Norton (A.P.E.X.), una lesbiana, que se monta un numerito tórrido con un libro de Jane Eyre, que es genial, mas que por el numerito en si, porque no pega nada con el resto de la película, mas tirando a infantil que a otra cosa.
Y para todos esos mentecatos que la tachan de aburrida: La peli dura solo una hora y cinco minutos, en los que pasan montones de cosas. Si te aburres con LA REBELION DE LOS MONTRUOS, es porque en tu cuerpo no queda ni una gota de sangre.
Como curiosidad, decir también, que la peli se pasó en la T.V. de los USA, en 3-D del antiguo. De ahí, saco el cartel.