Amparándose en varios subgéneros del cine de terror (payasos
asesinos, monstruos sobrenaturales, terror de “ghetto”), con posiblemente uno de los presupuestos más pequeños de toda la producción del señor Charles Band –por no tener, aquí no tenemos ni sangre- y con un payaso de look
diabólico de lo más fardón, “Killjoy” traslada su acción a algún suburbio de
los estados unidos, dónde los pandilleros rapean y campan a sus anchas.
Un “nerd”, está enamorado de una chica de barrio, que sale
con un “gangzta”. Al ir a declararse, es sorprendido por el novio de la
chica y sus amigotes, que le propinarán al una soberana paliza.
Este, acudiendo a la magia negra, invocara a “Killjoy”, un payaso demoníaco
para que cobre vida. Intentando divertirse un poco, los pandilleros acaban pegándole por accidente un tiro al muchacho. Pronto, una extraña camioneta de helados
llegará al barrio, ofreciendo a los pandilleros buenas drogas gratis. Al subir
a la camioneta, estos se meterán en el mundo de “Killjoy”, el payaso
diabólico, que dará buena cuenta de ellos.
Como cualquier película de la “Full Moon”, y como no podía
ser menos, esta es un autentico trozo de mierda… pero al menos es una mierda
entretenida y con estilo. Estilo, no solo por lo fardón del look del payaso que
da nombre a la cinta sino también en la dirección, donde predomina la cámara
al hombro y ese vídeo tan vídeo, que le da un toque especial al resultado.
Sin embargo, “Killjoy” se desmarca un tanto del resto de las
películas de “Full Moon”, ya que siendo esta de las más pequeñitas, carece del
humor sin gracia del resto de sus producciones y la trama se desarrolla de
manera fluida, con lo que al final, y contra todo pronostico, nos lo pasamos
muy bien viéndola.
Y a pesar de que el maquillaje y el look del payaso están de
lo más logrados, el resto de los efectos especiales, generados a base de C.G.I. vídeoclubero de principios de
siglo, maquillajes a base de plastidecor y disparos que no causan heridas, son
de la más baja estofa que he visto yo nunca en una película destinada al consumo
doméstico, lo que en este caso no molesta demasiado y le dan un tonillo
gracioso.
Obviamente, la película está destinada al público afroamericano de barrio (como las dos últimas entregas de “Leprechaun” y algunas de
zombies del mismo pelaje) por lo que no vemos ni un solo actor blanco en la
película, de los tres o cuatro que aparecen.
El no esperar absolutamente nada de ella y que,
finalmente, me entretenga tantísimo (la he visto dos veces seguidas, porque
estaba yo tumbado y no me apetecía levantarme a quitar el DVD, por lo que se ha
reproducido sola de nuevo, y me la he vuelto a comer…) y el aliciente que
supone su duración, setenta minutos escasos, es algo que agradezco bastante.
Y así debieron pensar los compradores del DVD, ya que después generó tres
secuelas, “Killjoy 2”, “Killjoy 3” y “Killjoy goes to Hell”, en las que va variando el actor (en esta es Ángel
Vargas) y el director.
Dirige Craig Ross Jr, que como buen negrata, está especializado en pelis videocluberas de y para negratas. También ha dirigido capítulos de series tan importantes como “Prison Break”.
Dirige Craig Ross Jr, que como buen negrata, está especializado en pelis videocluberas de y para negratas. También ha dirigido capítulos de series tan importantes como “Prison Break”.
Recomendable.