Me refiero a la saga de “Penitenciaría”, que creó escuela en
lo que podíamos llamar “películas de boxeo carcelario”.
“Penitenciaría” cuenta la historia de un joven afro-americano
(o sea, un negro), que intentando salvar
a una chica de la violación perpretada por un par de rednecks blancos (que le
llaman asqueroso negro), acaba con ellos a golpes y con sus huesos en
prisión. Allí, pronto se hace respetar por sus compañeros a base de puñetazos,
y al ver su potencial, el alcaide le propone ingresar en el equipo de boxeo de
la cárcel a cambio de la libertad condicional que se les ofrece como beneficio
a quienes cooperan. Mientras somos testigos de los combates, lo somos también
de los distintos dramas que viven los negros de esa prisión.
Obviamente, Fanaka (el exótico nombre del director es debido
a su conversión a la nación del Islam) tiene trazos de artista en su película,
rueda siempre con un gran angular, y las escenas en el patio de la cárcel
parecen grabaciones caseras del interior de un hospital psiquiátrico, máxime
cuando algunos de los personajes se dirigen directamente a cámara, para acentuar
el dramatismo de la secuencia. Lo que pasa, es que el boxeo carcelario es un
tema un tanto de género, y el exagerado activismo del director, hace que la
película parezca una muestra más de “Blaxplotation”, cuando lo que pretende es hacer una película de contenido social. Al menos en esta primera
entrega de la saga, que en las siguientes (Naxo, da buena cuenta de la tercera)
se entregara voluntariamente a encaminar la saga por unos cauces más palomiteros, eso es otro
asunto.
Sexo rancio (ese negro moviendo la lengua a velocidad de vértigo
sobre el pezón de una convicta), y una violencia brutal, tanto en los combates
como en las peleas al margen, esos negros cachas y sudorosos, son los responsables del look de cine
explotation de la película.
León Isaac Kennedy, que si que venía de la “Blaxsplotation”
con títulos como “El Samurai negro”, protagoniza la película, y gracias a
ella tomó cierta relevancia en films de este corte, y en otros de serie B.
Junto a él, actores negros recurrentes de la época y
en el papel de alcaide, que curiosamente no es tan cabrón como se podía esperar
en una peli de este tipo, tenemos al mítico Chuck Mitchell, o lo que es lo
mismo Porky, de “Porky´s”.
Un clásico. Imposible aburrirse.