Interpretado por Gaspar Henaine, ha estado casi cuarenta
años dando vida al personaje en infinidad de películas. Formando dúo cómico
en un principio con “Viruta”, incluso, protagonizó un “crossover” con “Santo,
el enmascarado de plata” en “Santo contra Capulina”, en el que figuraba en los
créditos incluso antes del propio luchador.
Su humor característico se basa en el malentendido y el
chiste fácil, tirando a infantilón y ya
trasnochado. Su imposible look consiste en un chalequito de traje y sombrero Méxicano
recortado y redoblado. Sería una especie de “Mr. Bean” a la méxicana y parlanchín.
Protagonizó tropecientas películas, pero a mí me llamó
especialmente la atención este “Karateka Azteca”.
“Capulina” se dedica a hacer figuras que imitan a incunables
de la arqueología, por lo que un individuo se las compra para hacer cambiazo con
las originales. Por otro lado, un maestro del Kárate se va a vivir a casa de
“Capulina” y así observará de cerca los pasos de este falsificador de arqueología. Con “Capulina”
cerca, lo único que ocurren son desastres, mientras el maestro reparte mamporros como
buenamente puede.
La película es todo un clásico en Mexico, una que se recuerda con cariño,
aunque no obstante yo pienso que es una tontería inofensiva, cuyo visionado no
trasciende de ninguna manera, ni positiva, ni negativamente. Me quedo igual. La cosa está en ver a “Capulina” haciendo su humor facilón y
blanco durante todo el metraje. Ni uno solo de los gags funciona, ni tampoco
hay nada que indigne u ofenda.
Es lo que es, una cosa de consumo, elaborada sin
ningún tipo de cuidado.
No aburre, pero tampoco entretiene, y, seamos sinceros, la
estrella de la película es una mierda.
Aún así se permitió el lujo de hacer cosas como “El
circo de Capulina”, “Capulina contra los vampiros” o “Capulina chisme caliente”
que junto con la de Santo, a priori –y no se muy bien por qué- si entran dentro
de mis intereses.
Mala, muy mala, espantosa, horripilante… pero sin embargo,
mola que exista.
A “Capulina” le han dirigido los mejores directores Mexicanos,
aunque para esta ocasión se encarga del asunto Alfredo Zacarías, que rodó con
el cómico montones de veces, además de con otros cómicos de similares
intenciones, así como series B Americanas tales que “Demonoid”o la archi-conocida
“Abejas asesinas” (para las que solía mutar su apellido a Zacharias)... ahí es nada, ni moco de pavo.
Como digo siempre, para satisfacer la curiosidad, ya va
bien.