"Hail to the deadites" es un documental que gira en torno a los fans de la saga "Evil Dead", es decir: "Posesión Infernal", "Terroríficamente muertos" y "El ejército de las tinieblas" (por entonces la serie ya andaba lista, pero aún no se había emitido). Nos muestra cómo viven intensamente su pasión y cómo se vuelven locos por acudir a las convenciones a por una firma, abrazo + charleta con Bruce Campbell o alguno de los integrantes del reparto de las tres pelis.
Confieso que la primera vez que vi el trailer, me entraron arcadas y dolores rectales. Sí, soy devoto y admirador del "Posesión Infernal" primigenio. Me atrevería incluso a usar la palabra "fan". Pero uno bastante racional. Es decir, tengo sendas ediciones de la peli, en dvd (la del libro de "Anchor Bay"), blu-ray o vhs, la veo varias veces al año, dispongo del póster original de la época, camisetas e incluso una figurita (entre otras pijadillas más)... pero para nada me considero uno de estos tarados que llaman "Ash" a su hijo, se tatúan el story-board completo de la trilogía, consideran que esta ejerce casi de cura para el cáncer, el tifus o la gonorrea, visten cual hombre-anuncio a base de parches y chapas o eyaculan si su brazo roza con el de Bruce Campbell (cosa que experimenté en su día -dos veces, Sitges 1991 / 1992-, así que puedo afirmar alegremente que, a pesar del gozo, no hubo corrida por mi parte). Y mucho menos me disfrazaría de ninguno de los personajes de los films para acudir a esos antros tan fascinantes como deprimentes llamados "Cons".
Así pues, si como documental "Hail to the deadites" es pasable, visible, como algo que me toca más en lo personal, profundo o espiritual, resulta bastante irritante. En serio, no creo que ese nivel de fanatismo sea saludable. No solo para las mentes de los practicantes, también para las películas en sí mismas. Cuando se sobre-explotan de este modo, se sobre-soban, sobre-lamen, sobre-adoran, sobre-analizan, sobre-merchandisingizan y sobre-todolodemás, creo que pierden algo. Se tornan como cachivaches manoseados, sin alma, sin misterio y sin magia. Así que poca gracia me hace ver como Tom Sullivan preside una pedida de mano entre dos mongers (que tanto rollo, tanta lágrima y tanta emocionalidad de saldo para, luego, durar solo un año casados) o cómo un tío de encías tan hinchadas como las mías, que dice parecerse a Bruce Campbell (ya le gustaría), llora cuando cuenta su encuentro con este. Incluso me avergüenza un poco compartir ciertas pasiones con semejantes especímenes.
Una vez leí que el fandom norteamericano tendía a "celebrar la mediocridad". No es que las pelis de la trilogía sean mediocres, ¡¡ ni por el forro !!, pero si lo entendemos como que semejante peña se flipa a niveles perturbadores por poco y, en ocasiones, directamente por nada, dejando la objetividad, la serenidad y el buen gusto bajo el felpudo, este documental es, en parte, buena prueba de ello. No me extraña nada que Sam Raimi se mantenga lo más lejos posible de semejante cristo (menos cuando toca promocionar algo para sacarles pasta, claro).
Al final, lo único inteligente que se dice en todo el mamotreto sale de boca de Chris Alexander, ex-editor de "Fangoria", "cineasta" semi-amateur y ególatra descontrolado, quien opina que el fandom de "Evil Dead" se divide en tres, dependiendo de cual consumiste primero. Es algo que he comprobado yo mismo y tengo claro. Considerando que en nuestra tierra no hubo un fandom del horror genuinamente ruidoso, "masivo" e incluso mediático, hasta unos años DESPUÉS del estreno de "Terroríficamente muertos", esta es la que suele llevarse casi todas las simpatías y admiraciones. En mi caso, nací como aficionado al género con la primera, la original, la mejor, aquella en la que se suponía que "Ash" la palmaba al final (¡gloriosa y traumática mentira!). Y ahí me quedo. Contento, orgulloso, tranquilo y SOLO.
Los fanes más recalcitrantes que no se me acerquen demasiado, gracias.