Entre NECROPHAGUS, su primera película como director, y BACANAL EN DIRECTO, su despedida del mundo del cine, Miguel Madrid, rodó este EL ASESINO DE MUÑECAS, completando así un Triunvirato colosal, la quintaesencia de las películas chungas, que a mí ya me ha ganado del todo. Una sesión triple con estas tres puede licuar el cerebro a cualquiera.
Esta en concreto, a nivel risas, es solo equiparable al mal rollo que desprenden algunas de sus imágenes. Y es que es una de cal y otra de arena. No toda ella es risible, hay momentos absolutamente desagradables y tensos, pero pronto, entra en escena algún acto, dialogo y/o cutrez, que te sacan de la atmósfera, en pro de una sonora carcajada.
Naxo, ya nos dio sus impresiones por encima en esta entrada.
Un joven estudiante de medicina posee la enfermedad mental de la doble personalidad. Durante las vacaciones de sus padres, los jardineros de la mansión de una sexy aristócrata (en realidad el parque Güell de Barcelona), este se queda a cargo de los jardines, y se dedicará a matar a las parejas que se cuelan ahí a follar, ataviado de una horrorosa mascara y una peluca. Como una de sus perversiones es destrozar muñecas, contrae amistad con un niño de nueve años, malcriado y pirómano, que se dedica también a machacarlas.
Pronto, todo devendrá en un triangulo amoroso entre nuestro protagonista, la aristócrata y su hija, que acabará teñido en sangre.
Como en anteriores películas de Madrid, cuesta un poco hacer una sinopsis. Pero, hela aquí.
Si la película se sostiene, sin hacer aguas por todos lados (aunque el mismo producto en sí, es una botella de agua, y no de “Solan de cabras” precisamente), es por dos factores; Uno, su protagonista, David Rocha, sobreactuador de profesión, gritón y aullador de aspecto amariconado, con el que no podemos parar de reír. Su interpretación no es exagerada… es lo siguiente a ese calificativo. Hay dos momentos cercanos al delirio: Uno es cuando su madre, en una escena en la que explica a la aristócrata que el chaval les ha salido nenaza porque tiene alergia a la sangre, le acerca un conejo despellejado que van a cocinar, y este pega un sonoro alarido, saliendo escopeteado como si de un “Looney Toon” se tratara. El otro momento, es cuando recién proclamada su amistad con el niño rarito, se acercan a la orilla del estanque (sitado en el parque de la Ciudadela, también de Barcelona) a coger unas piedras. Se supone que David Rocha entra en una especie de trance, toma contacto con su otra personalidad, la que asesina… Bien, con la serie de aspavientos que hace el actor, no sabemos si quiere matar al niño, si quiero follárselo, o solo manosearlos. Increíble. En cualquier caso, da asco, grima y pena al mismo tiempo.
El otro factor importante, es el estético. Todo lo referente a ambientación, iluminación, atrezzo, con todas esas muñecas colgadas, llenas de mierda, medio rotas unas, otras carbonizadas… ¡Uf! ¡Que mal rollo! Una fotografía oscura y totalmente cerda, que por momentos, resulta turbadora, con todos esos maniquíes convenientemente ataviados. Todo muy arty. Se podría montar un corto muy experimental, con ciertos planos de esta película.
Lástima que una (maravillosa) total incapacidad para hacer las cosas bien, manden todo lo competente al garete, pero por otro lado, es eso precisamente lo que hace que yo tenga estima a esta peli, no lo otro. ¡Que viva don Miguel Madrid! alias Michael Skaife, para internacionalizar su nombre y vender mejor la película.
En el casting, la malograda Inma de Santis (Inma de Santy en sus inicios) que también apareció en NUNCA EN HORAS DE CLASE. Helga Line, actriz en incontables productos de todo tipo en la época, y el anteriormente mentado Rocha, cuya tendencia al exceso no le impidió hacer carrera en el cine, eso si, solo hasta mediados de los ochenta, trabajando nada menos que con Luis Buñuel en ESE OSCURO OBJETO DE DESEO, pero también con Ignacio F. Iquino en ABORTO CRIMINAL, con Juan Xiol en SEXY, AMOR Y FANTASÍA, con Pedro Masó en LA MENOR, con Mariano Ozores en EL APOLÍTICO, con Enrique Guevara en EL ÚLTIMO PECADO DE LA BURGUESÍA, con Paul Naschy en LOS CANTABROS, MI AMIGO EL VAGABUNDO, EL CAMINANTE y EL RETORNO DEL HOMBRE LOBO, con , quizás, la culpable del fin de su carrera como actor, Pilar Miro, en una de las mierdas que hizo o con Ramón Fernández en LAS AVENTURAS DE ENRIQUE Y ANA. Ahí es nada. Con ese currículo, no se como no le hemos visto en años venideros. ¿O si lo sabemos?