A estas alturas, y sin verle el aspecto siquiera, el puto demonio de la saga “Paranormal Activity” con cinco películas oficiales (no olvidemos que tiene una secuela Japonesa oficial, y que se está rodando otra destinada al publico latino) y un montón de imitaciones y “Found Footages” que toman esta como modelo y referente, debería estar ya en la galería de mitos del horror junto a Freddy, Jason o Michael Myers.
Y es que en esta cuarta entrega, y al igual que pasaba en “Viernes 13”, ya solamente se nos ofrece lo que queremos ver; Al puto demonio haciendo de las suyas y acojonando a los protagonistas, y por ende, al espectador. Por eso, mientras que en la tercera parte se le daba un toque de gracia al asunto descubriéndonos el origen de todo el rollo, y jugando con las cámaras de vídeo vhs de los ochenta, esta continúa justo donde se quedó en la segunda parte y no ofrece novedad alguna, mas que provocarnos una terrible sugestión, que por repetición de la formula, ya no es tan eficaz… claro que eso pasa desde la tercera.
Esta vez, con nuevos inquilinos en esa casa, toman el relevo una adolescente y su novio, que tras ser testigos de hechos paranormales, deciden llenar la casa de cámaras y web cams por todas partes, para captar lo que sucede. Todo esto es debido a la llegada de un niño de la casa de en frente un tanto rarito, que tras unos hechos que no se nos cuentan en su casa, va a este hogar una temporada. Se mezclan a la protagonista de la primera parte que anda por ahí sin saber muy bien por qué, totalmente endemoniada, el bebé de la segunda parte, y como en la tercera parte se nos descubrió que todo formaba parte de unos aquelarres, se nos cuenta aquí las intenciones del demonio cabrón… formar al hermanito de la adolescente protagonista en las movidas diabólicas.
Más de lo mismo, mucho menos aterrador, ya digo, por agotamiento de la formula, pero me quedo contento tras su visionado, porque ofrece exactamente lo que quiero ver; más de lo mismo, sin estridencias, sin novedades. Como ha de ser.
Así pues, y quizás será porque sus directores son los mismos, Henry Joost y Ariel Schoolman, estaríamos ante la entrega mas floja de la franquicia junto con la tercera, que a pesar de todo sigue en una línea lo suficientemente solvente como para que a mí me interese.
Y pienso que la saga, para que no se prostituya, debe seguir en estos parámetros. Incluso dejar de lado los nuevos formatos de grabación y volver a la eficacia de una cámara de video en una habitación. Claro, que la maestría de la primera parte, ya no volverá a sucederse en ningún “Found Footage”.