domingo, 6 de octubre de 2013

VUELO 90: DESASTRE EN EL POTOMAC

La última vez que cogí un avión -hace muy poquito-, y durante la parte en la que azafatas y azafatos explican las normas de seguridad,  recuerdo que nadie prestaba demasiada atención, se oían conversaciones, e incluso risas, y yo, por un momento, dije para mis adentros: "Imagínate que sufrimos un accidente, ¿cuantos se arrepentirían de no haber escuchado?, ¿de no haberse enterado de cómo usar la mascarilla o el chaleco o lo que coño sea?". Bien, es ese un momento que, en cierto modo, recrea una escena de "Vuelo 90: desastre en el Potomac", telefilm del año 1984 que en España se estrenó en lo cines y que, como todos deberían saber, está basado en un desastre real ocurrido un par de años antes. Tal y como les contaba, cuando las azafatas dan las instrucciones de seguridad, la cámara se recrea especialmente en el nulo caso que les hacen la mayoría de pasajeros, que ríen y son felices ignorando la que les espera. De hecho, y esto puede ser un aporte exclusivamente peliculero, los únicos que se salvan (cinco de un total de 79) son los que, segundos antes del accidente, adoptan la postura requerida para semejante crítico momento.
El caso es que aquel día hacía muy mal tiempo, nevaba a porrillo, y al parecer los extremos de las alas del avión se congelaron. Eso impidió el correcto despegue y, a los pocos metros de salir, el aparato se estrelló contra un puente, llevándose por delante unos pocos vehículos, y acabando hecho pedazos y hundido en el río del título. Dadas las dificultosas condiciones climatológicas, costó un huevo rescatar a los supervivientes, que casi estaban congelados. Mu jevi. De hecho, y aunque la peli está visiblemente rodada en 35mm, hay insertos de vídeo de los años 80 extraído, lógicamente, de las imágenes reales que grabaron las cámaras de la televisión, astutamente -aunque no muy certeramente- intercaladas con la reconstrucción de los hechos para dar mayor verismo al sarao.
"Vuelo 90: desastre en el Potomac" (traducción literal del título original) no se aleja demasiado de la estructura de este tipo de películas, que habían vivido su mayor auge en los años 70 con toda la saga "Aeropuerto" y sus imitaciones (como aquel siniestro "Concorde Affaire ´79" parido nada menos que por Ruggero "Holocausto Caníbal" Deodato). Primero nos sitúan con algunos personajes clave, luego presenciamos el accidente (que prácticamente no se ve, es muy cutre, imagino que por limitaciones presupuestiles... vamos, que lo más espectacular al respecto lo tienes en la sensacionalista caratula de la edición en VHS que he consumido) y finalmente, el rescate. De entre medias, pues la peli dedica un cacho consierable a la larga espera que el avión tuvo que sufrir antes del despegue (curioso, la mayoría de pelis del subgénero se centran en el pre-despegue, en el vuelo o en el rescate, pero nunca en la espera... en ese sentido, el film es pionero) y presenciaremos las distintas reacciones de los familiares y parejas tanto de los supervivientes como de los fallecidos, algunas de ellas genuinamente emotivas y no especialmente melodramatizadas (me hago vieja), algo que de entrada asusta porque, como telefilm que es, nos presenta a toda una serie de personajes con una única cosa en común, lo felices y chachis que son todos. Bien por el director y el guionista de no limitarse a retratarnos a los que salieron "bien parados" de la terrible experiencia.
El reparto, pues muy adecuado dado el origen del pifostio, pero yo me quedo con los siguientes caretos, Barry Corbin, Stephen Macht, Richard Masur o Kathleen Wilhoite (así leídos no suenan de mucho, pero vistos, son fácilmente situables). Al director, Robert Michael Lewis no lo conocía, ni me interesa ya que, lógicamente, la gran mayoría de su trabajo pertenece a la caja tonta.
Y, precisamente, a lo tonto y entre pitos y flautas, uno llega al final de la peli y se dice "Ah pero, ¿ya se ha acabado?". Es raro, sí, pero sus 120 minutos de duración se me pasaron bastante rápidos... sin estridencias ni nada destacable en ningún sentido (ni bueno, ni malo), bien, limpiamente, con absoluta normalidad. Vamos, lo propio de un telefilm parido con cierta solvencia. Algo es algo.