Para nada tenía previsto yo escribir una reseña de "Inmaculada" Sin embargo, estas últimas jornadas he experimentado un par de epifanías que, sumadas al indiscutible regusto positivo obtenido tras el visionado (¡si! no pienso pedir disculpas por ello), han empujado a sentarme frente al teclado, dispuesto a reivindicarla moderadamente.
Primero. Justo ayer vi la cacareada "Vermin. La plaga" y me dejó algo frío. Es cierto que dispone de un par o tres de escenas muy potentes, intensas. Y está muy bien acabada toda ella. Pero, por equis motivos (me disgustan mucho los protagonistas, sobre todo en su condición de semi delincuentes, macarrillas, cholos y chonis, mientras a la policía se la pinta como villana), quedó lejos de deslumbrarme (su director ya ha firmado para un nuevo "Evil Dead"... ¡¡agh!!). Entonces, tras el consumo favorable de "Inmaculada", recordé lo jodidamente difícil que es, a día de hoy, dar con una de terror buena. Aquellas que cumplan con la categoría, pues, merecen ser atendidas... especialmente si la audiencia las ignora. Y ahí entramos en el segundo punto. Hablándolo con un amigo, comentó que no tenía previsto ver "Inmaculada" porque pintaba a que era lo mismo de siempre y estaba harto de monjas poseídas. Ahí me dije yo ¡¡tate!! ¡¡no, mal, wrong, caca, te equivocas!! ¿por qué lo sé? porque a mí me pasó lo mismo. Saquen papel + boli y tomen nota, julais...
Me daba una perezaco de la leche ver "Inmaculada". Como el colega arriba referido, estaba aún dolido por las recientes muestras de películas terroríficas con monjas de por medio. Todas un horror en el peor sentido, plus un coñazo (sí, incluyo aquí el tochazo descolorío de Paquito Plaza) Pero mi -en ocasiones maldecida- función de fan del género me obligaba a deglutir "Inmaculada" (¡¡gratis, of course!!). Bueno, vaaaale, y la presencia de la neumática y deseable Sydney Sweeney. ¿Fea? No, ni mucho menos. Simplemente dispone de una belleza distinta. ¿Mala actriz? Tampoco. Mejorará con el tiempo, no lo duden, cuando sus dos hermosas y turgentes tetas dejen de ser la única razón por la que supera castings (lejos queda esa niña que asomaba el inocente careto en la última y flooooja película de San John Carpenter, "Encerrada"). Y, justo, ahí quería yo llegar (en realidad, ahí querría yo pasar el resto de mi vida), el indiscutible erotismo que destila Doña Sweeney. Quizás a ustedes les pasó como a mí y, al enterarse que interpretaba a una monja, pensarían "¡No jodas! ¡qué desperdicio!" (graciosamente, eso mismo suelta un personaje cuando ella le cuenta sus castos planes en la vida) "Ya está la última tía güena de Hollywood buscando papeles ultra-opuestos a su imagen para ganarse un punto o dos" Pero resulta que no, my friends, en "Inmaculada" la muchacha hace gala, y no poco, de sus encantos (aunque sin llegar a los niveles de una, por así decirlo, "Inmaenculada") "Lightmente", sí, a través de camisones mojados, o escenas de ducha en las que cubre como puede ese par de aldabas (casi sin lograrlo) Pero se agradece requetemucho. Y no es la única, hay otra novicia en el film mostrando sutil cacho. Así que, sorpresón. Tras las descafeinadas muestras de reciente terror monjil, era lo último que esperaba.
A ello, añadan una trama que NADA tiene de posesiones demoníacas y tal. Ni salen fantasmas de nariz larguirucha. Sustos, los justos. Sería más un thriller con elementos horroríficos. Condimentado, encima, con algunos escuetos pero agradecidos momentos de truculencia y ni tan siquiera 90 minutos de duración. ¿Han leído bien? ¡¡ni 90 minutos!!. Los créditos salen a la hora y 28 de película, tras un desenlace cojonudo. Esto sí es un milagro y no el que supuestamente experimenta Sweeney en "Inmaculada". La chavala, virgen como es (ñummm!) se queda preñada. Y, claro, todos flipan. Pero no, hay trampa... y de la buena.
Vale, algunos han perdido el pedal hablando de la recuperación del subgénero de monjas cachondas tan propio de los setenta (¡nah!... tampoco tanto, eso ya lo hizo, y muy bien, Paul Verhoeven con "Benedetta") y ¿algo de horror italiano?... bueeeeno, con pinzas. ¡Ay, este fandom que se descontrola por nada! que mala es la abstinencia (de buen cine de género, digo)
A Michael Mohan (director) y Andrew Lobel (guionista) ni los conocía. Puede que a partir de ahora les siga con algo más de atención.
Tampoco me entiendan mal, no estoy aquí soltando que "Inmaculada" sea una obra de arte. Un nuevo hito del horror. Un clásico... inmaculado (ejem) Pero sí es una de terror decente, motivo de celebración y, sobre todo, consumición. Eviten ser tan lerdos como yo -y mi amigo- juzgando el libro por la portada. Tal vez hasta me lo agradezcan.