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sábado, 17 de septiembre de 2022

Mc BAIN

Tampoco voy a decir aquí y ahora que soy fan de James Glickenhaus, cineasta especializado en películas de acción que entró a formar parte del firmamento exploitation tras dirigir "El Exterminador". Pero sí es cierto que despierta en mi cierto afecto y, por ello, he procurado ver toda su obra. Incluso aquella más olvidable. No obstante, desde hace ya demasiados años tenía una cuenta pendiente: "McBain", de 1991. No se por qué, nunca jamás la llegué a consumir... hasta ayer.
En cierto modo, "McBain" recuerda un poco a "Los Mercenarios" (la de Stallone y cía), por aquello del grupo de ex-combatientes maduros que curran para el mejor postor y corren hasta un país sudamericano dispuestos a derrocar al dictador de turno. En este caso lo que les mueve es la venganza personal. El tipo que salvó a McBain durante la guerra del Vietnam ha sido asesinado por el mentado dictador. Llegó el momento de saldar la cuenta pendiente. Así, el viejo equipo se rejunta y arranca el sarao.
En muchos sentidos, "McBain" parece un auto-homenaje por parte de Glickenhaus. Algunos aspectos del film recuerdan a otros de su pasado. Desconozco si es una cuestión de escasez de ideas, perrería o vanidad. Por ejemplo, como decía, toda la movida se inicia en Vietnam y nos presenta a un Steve James vestido de caqui como soldado eficiente, igual que en "El Exterminador". Resulta que James responde al apellido de Eastland, exactamente el mismo que tenía Robert Ginty en aquella. Luego, el equipo de McBain decide chinchar a un mafioso para que les entregue el capital necesario destinado a activar la operación, y da la casualidad que se deciden por el que salía en "El Exterminador", aquel al que Ginty colgaba sobre una trituradora para, luego, convertir en carne picada. Obviamente no es el mismo personaje, pero sí el mismo actor, Dick Boccelli, al que, encima, McBain y los suyos cuelgan de nuevo, esta vez a varios metros del suelo, amenazando con dejarle caer. Otra diferencia es que, aquí, no se lo cargan. Pero ya me dirán si esto es más un guiño pajero y gracioso de Glickenhaus que reciclaje. Ya puestos, yo habría llamado igual al personaje, pero aunque los apellidos resuenan parecido (Gino Pontivini versus John Gambotti), no lo son. Y luego tenemos uno de los carteles de "McBain" que, en parte, recuerda al de "Ultimatum / The Soldier". Tal vez Glickenhaus veía peligrar su carrera y, a modo testamental, quiso darse un gusto.
Obviamente, todo parecido con "El Exterminador" acaba aquí. "McBain" es una película mucho menos sórdida. Incluso menos violenta, aunque tenga sus momentos intensos. Además, para darle un toque variado, durante un buen cacho se decantan por escenas de acción situadas en altos vuelos, con aviones y cazas. Lo cierto es que no funcionan, se hacen eternas, les falta elemento vibrante e incluso cortan el rollo. A partir de ellas, la peli se resiente y desinfla levemente. Una pena, porque estaba siendo un rato entretenida. Justamente, es aquí donde presenciamos el instante más inverosímil y absurdo de la función, cuando McBain, metido dentro de su avión, saca una pistola y dispara a la cabina del caza enemigo que tiene justo al lado, matando al piloto. ¿Hein?... Vale, los aparatos podrían estar a una altura todavía con baja presión atmosférica, pero lo de no ver la bala perforar nada es raro. Rarísimo. Tanto como que Glickenhaus (autor también del guion) lo dejara pasar.
Por lo demás... pues bueno, sí hay unas cuantas escenas de acción -terrenales- bastante guapas, sendos "stunts" espectaculares y unas pocas explosiones bien gordas. Pero lo cierto es que la peli denota un leve aire telefílmico -incluso estéticamente- y eso pasa factura. O facturilla, cuanto menos (en un momento dado, McBain se compara en do de coña con el "Equipo A". "No lo sabes tu bien" pensé)
El reparto lo encabeza un Christopher Walken en su época gris. La inevitable -si hablamos de ambientación latina- Maria Conchita Alonso (idem para Luis Guzmán). El gran Michael Ironside y el mentado Steve James, tres años antes de su triste, inesperada y prematura muerte.
Aparte queda la guasa de que "McBain" es como se llama la parodia del típico "action hero" en la serie "Los Simpson" Una casualidad a la que inevitablemente recurren los que quieren hacer chota del film de Glickenhaus ya que, en algunos círculos, se considera "mala pero divertida". No lo veo yo así pero, en fin, de todo tiene que haber en este mundo.

sábado, 18 de enero de 2025

THE ASTROLOGER

Con el visionado de "The Astrologer" saldo una cuenta pendiente que arrastraba desde hace años, cascarme todas, y remarco TODAS, las películas que componen la filmografía -como director- del ínclito James Glickenhaus. Misión cumplida. Ya me siento una persona más sabia. Pero también más herida... me explico.
Que la hubiese dejado para el final obedecía a una simple razón, la fama que arrastraba de ser un auténtico tocho. Cuenta la leyenda que, viéndola en pantalla grande junto a una audiencia, Glickenhaus, sudando sangre ante el sopor reinante, flipó cuando una escena medianamente llamativa, que asoma a lo largo del interminable periplo (y eso que solo dura una hora y escasos dieciocho minutos... pero, créanme, se hace tan larga como una de Andrei Tarkovsky consumida boca abajo y con agujas clavadas en las pelotillas), provocó una reacción general de leve entusiasmo. Será la del villano apuñalando a una tipa, porque no hay mucho más ande rascar, la verdad. Así, tras semejante epifanía, el novato cineasta decidió trufar su siguiente proyecto de esos "momentos llamativos", y con el milloncejo prestado por papuchi, puso en marcha el film que, este sí, le haría inmortal, "El Exterminador". Gracias a dios.
Y es que cuesta muchísimo discernir qué demonios pretendía James Glickenhaus cuando se decidió por "The Astrologer" como debut. ¿Es una película de autor, es de explotación, se apuntaba a alguna moda punzante de la época (astrología, conspiraciones, sectas...)? Lo de considerar que con ella pretendía algo más arty, más prestigioso, tendría sentido porque, en fin, ya suele ser un mal común (miren el caso de Tobe Hooper, por ejemplo) Aunque, entonces, las escasísimas aportaciones netamente "exploitativas" que asoman en algunos momentos descuadrarían. Por ejemplo, mi escena favorita: Una moza joven, rubia y de buen ver (Monica Tidwell, ex-chica "Playboy") pide a una pitonisa que le lea las cartas. A los cinco minutos, y digo cinco, esta le comenta que está influenciada por no se qué rollo malévolo y, si quiere la salvación, primero debe desnudarse por completo. Ole y ole. Obviamente, no tardamos nada en ver a la chavala despelotada, en un plano innecesario de "cambio de vestuario". Y no será el único. El final de la película es totalmente desconcertante, a base de monólogo de la misma pava como dios la trajo al mundo. Jamás ver una señora sexy sin ropajes me "destrempó" así. No se puede elegir un modo más "bajonista" de concluir un largometraje.
Todavía ahora desconozco de qué cojones se supone que va "The Astrologer". No me enteré de nada. Entre mis maltrechas neuronas, y lo leído por ahí, deduzco que el argumento vendría a ser algo parecido a lo siguiente: Hay una corporación medianamente secreta que estudia el signo zodiaco del personal para, así, descubrir su potencial. Andan obsesionados con una especie de gurú malvado surgido en la India que no para de joder la marrana (nótese que cuando el film muestra sus crímenes, estos resultan ser imágenes totalmente genuinas de cadáveres, niños incluidos. Todo muy malrollero y muy "mondo"). Vale, eso está muy bien. El problema aquí es que también se habla de la reencarnación de jesuscristo vía la vagina de una aspirante a nueva virgenmaría y desconozco ande encaja todo ello. La movida se supone inspirada en una novela del ignoto John Cameron. Nada que ver con aquel surgido del clan Raimi y mutado a eventual socio de los Coen, este del que hablo era en realidad suegro de James Glickenhaus (vamos, que igual adaptó su novela por mero compromiso con la parienta). Y hablando de "Camerones", la banda sonora viene firmada por el futuro compositor de "Terminator" y tantos otros clásicos, Brad Fiedel. Al temible gurú indio lo interpreta Mark Buntzman, socio de Glickenhaus en la producción, quien años después dirigiría (con notable ayuda de William Sachs) por primera y única vez, aunque no cualquier cosa: "Exterminador 2". Murió en 2018, RIP.
"The Astrologer" me ha recordado al "cine" de Neil Breen, es decir, furruños raros y costrosos, mal paridos, pero repletos de pomposas pretensiones filosóficas, místicas e interdimensionales que terminan sumiendo en pura confusión mental a los pobres incautos que los consumen. Dicho de otro modo, el primer film de James Glickenhaus es un coñazo de aúpa, un caos total incomprensible y un aburrimiento soberano, con los peores tics del peliculismo barato de los setenta. Así pues, si les apetece jamesglickenhausearse, olvídense de ella y comiencen por su segundo largometraje. Tampoco digo que sea perfecto... de hecho, ninguna de sus películas lo es... pero, desde luego, tampoco ninguna resulta tan inútil y prescindible como la reseñada.
Disponen de "Ultimatum", "El protector", "Blue Jean Cop", "McBain" y dos en formato audio, "El silencio de los inocentes" y "Time Master".
¡Bon Appétit!

sábado, 12 de noviembre de 2022

BLUE JEAN COP

Lo que esputaré a continuación ya lo dije cuando publicamos el TRAILER de la película ahora reseñada. Pero nunca está de más refrescar sus escuetas memorias. Probablemente, "Blue Jean Cop" ("Shakedown" en los USA) sea el momento álgido, en cuanto a medios y reconocimiento mainstream, de la carrera del otrora exploiter James Glickenhaus, un caballero al que hemos dedicado mucho tiempo en este espacio. Todos le conocen como responsable de ese clásico imborrable del cine más grimoso titulado "El Exterminador". Pero, también, de cosas como "Ultimatum", "El Protector", "McBain" o los vehículos de lucimiento para su retoño, "El silencio de los inocentes" y "Time Master". Resumiendo, solo nos faltaba "Blue Jean Cop" para abarcar toda su obra... bueno, vale, y la primera, "The Astrologer", que nunca me ha llamado demasiado (aunque si tuviera acceso a ella, la vería y, probablemente, reseñaría)
En cualquier caso, "Blue Jean Cop" es una película generosamente presupuestada, y eso salta a la vista. Con un par de sólidos protagonistas (Peter Weller mega-fresco aún de "Robocop" -estrenada un año antes- y Sam Elliot), una fotografía totalmente acorde a lo que entonces podía esperarse de un film de esta categoría y un buen puñado de escenas espectaculares.
El argumento en esencia es sencillo. Un abogado descreído y un policía algo piojoso unen fuerzas y esfuerzos para detener la corrupción en el cuerpo. Uno mediante tribunales, el otro en las calles. Y juntos en un par de persecuciones bastante notables. Tanto como los dobles de los actores, que cantan un huevo de pato.
El guion era del propio Glickenhaus, pero fue retocado por el estudio para darle un poco más de humor, intentando así aproximarse al entonces recientísimo "hit" del cine de acción (en pareja) que fue "Arma Letal". Obviamente, la violencia es mucho menos encarnizada que lo habitual en el cine de su director, quien flipaba colores contando en las entrevistas el par o tres de noches que cortaron una céntrica calle en medio de Nueva York para rodar. Hablamos de la 42, The Duce, la famosa avenida repleta de cines "grindhouse" y antros porno. De esta guisa, el número de marquesinas con títulos bien llamativos y reconocibles para el fan medio es apabullante. Mientras veía el film, andaba tan centrado intentando descifrarlos que me perdía las mismas escenas de acción. Podría confeccionar una segunda entrega de "Marquesinas de refilón" con todo ello... pero solo si me da la neura (y me la dio, AQUÍ). De momento, centrémonos en un par cuya directa alusión a su director me permiten colárselas ya (al final del rollete). En un momento dado, presenciamos a Sam Elliot pegándose una buena siesta mientras en la pantalla de un cine se proyecta el mejor "stunt" de "Ultimatum" ("The Soldier" en v.o.), la tercera peli de Glickenhaus (eso de que el actor esté sopa, y la sala medio vacía, ¿es una auto-puya coñera?) Cuando despierta y sale, descubrimos -gracias a los carteles del vestíbulo y la marquesina en la calle- que dicho film se proyecta en doblete con "El Exterminador" itself. Toma ya (y si nos ponemos puñeteros, veremos que en la segunda marquesina del mismo cine figuran "Hidden" y "Pesadilla en Elm Street 3". Amigos, eso sí era una programación cojonuda)
Que base mi review más en estas pijadas pajilleras que el contenido de la peli, ¿es señal de que esta no mata? No, no, que va. Soy así de enfermo, pero lo cierto es que "Blue Jean Cop" mola. A ver, no es ninguna maravilla para recordar toda una vida. Y la trama eventualmente se lía un poco. Pero entretiene y, como decía, cuenta con puntuales momentos estupendos como la aparición de un negrazo asesino profesional que, en su capacidad destructiva, casi parece Terminator. Todos los "bums" y "catapums" imaginables (destacando el del final, situado en un avión mediante cantoso croma y que, por unos momentos, casi parece una premonición de lo que, años después, ocurrió cierto 11 de Septiembre) Incluso la subtrama de amoríos y desamoríos protagonizada por Peter Weller tiene su interés.
Como suele ocurrir en estos casos, el reparto de secundarios es sensacional, con un montón de rostros familiares para los adictos al cine de género -y más el de esas épocas- Comenzaremos con mi favorito: Larry Joshua, que, luciendo una mullet tremenda, interpreta al poli malo de rigor. Por su aspecto y condición física, es un actor al que le pegan los papeles de abusón, especialmente desde que diera vida a uno muy carismático en "La Quema". Le acompañan John C. McGinley, el típico rostro que has visto en mil películas, pero no sabes ponerle nombre. Antonio Fargas, otro que tal baila (se hizo popular gracias a su papel de Huggy Bear en la serie "Starsky & Hutch"). El gran Paul Bartel. David Proval, quien siempre se ha ido moviendo entre roles de poli o guardia de seguridad y esbirro o mafioso. El semi-underground Rockets Redglare. Buddy Van Horn, mano derecha de Clint Eastwood, "stunt" y director de "La lista negra". Y, por supuesto, que no falte Dick Boccelli, colega de Glickenhaus, especializado en mafiosos (lo hacían picadillo en "El Exterminador") y que, para salirse del canon, interpreta a un policía.
"Blue Jean Cop" es un producto solvente que les hará pasar un rato tonto y ameno si no son demasiado exigentes. No obstante, debió pegarlo flojo en taquilla porque James Glickenhaus no volvería a rozar el cielo. A partir de ahí la cosa fue en dirección descendiente. Lenta pero inexorablemente.
Como dato "friquista", mentar que el policía medio en la penumbra que asoma al pie del póster aquí representado, se parece sospechosamente al que figura en el cartel franchute de "Maniac Cop" (y que, by the way, no guardaba la menor similitud con el genuino poli maníaco del film), película producida por Glickenhaus. Extraño reciclaje este.



miércoles, 11 de agosto de 2010

ULTIMATUM

Esta es la siguiente peli que James Glickenhaus hizo tras su mítico "El Exterminador" y, a día de hoy, ha permanecido en la sombra, como un título menor, tal vez eclipsado por el éxito de la peli que le precedió. Da la sensación que con este film el cineasta se quiso quitar una espinita, la de parir un film "a lá James Bond", pero claro, adaptado a su estilo de violencia cruda y ritmo perezoso. Como en los films de 007, hay una "compleja" intriga terrorista, vamos saltando de una ciudad a otra del planeta, aparecen Rusos malos y, en fin, el mismo cartel (que me fascinaba de chaval) casi parece una peli del famoso agente secreto, porque ese super-espía trajeado y con remalazo dandy no aparece en todo el metraje, como tampoco lo hacía el maromo con el casco de moto y el lanzallamas en "El Exterminador". ¡Que picaruelo que era el amigo James!.
Pues lo dicho, unos rusos muy malos roban plutonio y amenazan con hacer estallar una bomba nuclear en unos pozos de petróleo. Los yankees mandan a su mejor agente especial, pero este, por varias movidas que no vienen a cuento, se encontrará más solo que la una. A pesar de ello, hará lo indecible por reparar la situación, echando mano de su antiguo comando y yendo asín como por libre.
Pues sí, a "Ultimatum" (cuyo título original mola mucho más, "The Soldier") le pesa un poco el culamen. Glickenhaus nunca se destacó por ser un realizador con un infalible dominio del ritmo, y en este film -como en el anterior- se nota. Sin embargo, las puntuales escenas de acción y violencia compensan la espera, con esos impactos de bala sangrantes y esas cámaras lentas exageradas de las que tanto abusa, cuya combinación infalible se desarrolla en la secuencia de la nieve (¡¡mira!!, otro toque muy Bond), con una persecución sobre esquíes y un formidable salto mortal durante el cual el prota aprovecha para soltar una ráfaga de balas, uzi 9mm mediante, y cargarse a su perseguidor... ¡yummmmm!, lo mejor de la peli, créanme.
"Ultimatum" es, esencialmente, un "thriller de espionaje", que intenta ser complicado (de chaval me lo pareció, aunque creo que es más porque al guionista -el mismo director- se le fue la olla y se perdió un poco entre personajes y situaciones) y muy high-tech. El final es desconcertantemente poco espectacular y anodino, pero en la línea "seria" que pretende su responsable.
A un nivel más friquista, molan los puntos en común que tiene con "El Exterminador", como algunos actores, tanto el action-hero de serie B Steve James, como varios secundarios y la secuencia en la que un agente doble prepara una elaborada bombilla explosiva. El detallismo con el que Glickenhaus se recrea es idéntico al mítico momento en que el sr.exterminador, Robert Ginty, se preparaba sus temibles balas rellenas de alguna dañina sustancia líquida. Otros rostros populares que aparecen a lo largo de la función son los de Klaus Kinski (visto y no visto), un joven Joaquim de Almeida y Jeffrey Jones en un rol enano, muy delgado y antes de que le pillaran con fotos de niños desnudos bajo el felpudo.
Destacar así como mucho la extraña pero fabulosa banda sonora de Tangerine Dream, especialmente el cojonudo tema inicial.
Como digo a la peli le falta ritmo, es un poco farragosa y confusa, pero no tanto como para no poder disfrutarla, gozar con su violencia, sus escuetas escenas de acción y su inevitable look ochentoso (y no hay historia de amor, ¡yuju!).

domingo, 28 de septiembre de 2014

MOONTRAP, TRAMPA EN LA LUNA

Nos encontramos ante uno de esos típicos "hits" videocluberos que se daban mucho en los tiempos en los que estos eran el principal centro de ocio de la raza humana. Films normalmente modestos pero con el gancho suficiente para ser lanzados "a lo grande" y, por ende, alquilados con voracidad. Yo mismo fui uno de los que picaron... y además con doble interés, porque en su reparto figuraba, en rol estelar, un joven Bruce Campbell, quien no necesita presentación alguna por estos parajes. Sin embargo, y como creo que es ya una fea costumbre, me sentí profundamente decepcionado. Ello no ha sido óbice para que, un buen puñado de años después, y tras leer a fondo sobre ella en una revista especializada de la época, me dieran unas irrefrenables ganas de revisarla.
Unos astronautas de rutina laboral por el espacio se topan con una enorme nave de origen desconocido. Dentro, localizan un cuerpo humano momificado y una cosa que parece un puñetero melón. Al llegar a la tierra, el aparente fruto despertará y en plan "bricomanía" se currará un robot asesino con ayuda del cadáver y un porrón de piezas de laboratorio. Los chicos lograrán derribarlo. Como consecuencia de semejante misterio, serán lanzados de nuevo al espacio, esta vez en dirección a nuestro satélite, pa que desentrañen la movida y se enfrenten a hordas de robots malvados y maquetas mil.

"Moontrap" suponía la niña de los ojos del equipo que la confeccionó. Todos ellos venían del terreno los efectos especiales y/o la publicidad y se morían de ganas de aplicar sus conocimientos técnicos a un largometraje propio de ciencia ficción. Arropados por la "Shapiro Glickenhaus Entertainment", de la que hablamos hace no mucho, tiraron adelante el que era, sin dudarlo, un proyecto demasiado ambicioso para los medios con los que contaban... algo que, desafortunadamente, les acabó pasando factura en todos los sentidos.
No se puede negar que el arranque de la película resulta genuinamente interesante, la cosa de entrada nos plantea un gancho infalible con todo el cristo este de cyborgs homicidas escondidos en la luna. Pero el verdadero problema llega cuando los astronautas se largan hasta allá. Lo escaso de la cuenta bancaria a disposición canta más que una almeja. Que sí, que los efectos especiales están potables, ingeniosos, a base de maquetas, mate paintings y sets limitaditos, pero no alcanzan para todo aquello que sus perpetradores quieren contarnos.
Por ello, tiran de veta a base de lo infalible: paseos. Paseos por la luna. Ahora voy aquí, ahora voy allí, entre medio los protas no pueden evitar tomárselo todo un poco a chota soltando chistecillos varios, como si tal cosa, a pesar de la retahíla de hechos insólitos y sorprendentes de los que son testigos.
Para aligerar un poco la cosa, de vez en cuando aparecen monstruos amenazantes contra los que los héroes se enfrentan con la poca gracia que la escasez de todo puede ofrecer. Planos cortos y rápidos, actores reaccionando sin demasiada naturalidad y, muy rara vez, compartiendo cuadro con las criaturas. Además, cuelan en la trama a una chica guapa que se desnudará absurdamente en pleno caos/trauma para contentar a la audiencia juvenil (nota: el ripeo que rula por internet no incorpora la artificiosa escena de folleteo ¿?). Igual que el cadáver momificado del principio, esta moza se supone humana. Unos humanos que viajaron hasta la luna hace 14.000 años, nada menos. OK, la idea mola, muy enigmática, pero... ¿cómo es ello posible?, ¿eran viajeros del tiempo?, ¿por qué?, ¿de qué manera?... pues bien, olvídense de dar con una respuesta satisfactoria porque "Moontrap" pasa un cojón de aclarar el asunto. Así, por la patilla. A esto hay que añadir unas pocas incongruencias científico-tecnológicas más y que se saltan algunos trámites narrativos quizás no genuinamente necesarios, pero que en una peli de mayor presupuesto hubiesen sido explotados por la mera excusa del espectáculo visual. Por ejemplo, el viaje a la luna se limita a un encadenado. Y no me vengan con la economía narrativa... mejor llámenlo economía ahorrativa.
Total, que "Moontrap, trampa en la luna" acaba convertida en un producto mediocre que no cumple con lo que prometía. A veces es mejor intentar no apuntar tan alto o te puede pasar lo que a esta peña, que una serie de buenas ideas, de atractivos conceptos, terminen por ser trasladados a la pantalla sin la suficiente fuerza y sosainamente. ¡Qué desperdicio!.
En cuanto al personal implicado, y dejando de lado al entrañable pero limitado Bruce Campbell (digámoslo alto y claro, no puede ir más allá de las 45 muecas de su repertorio), encontramos de protagonista a un nombre de peso para los seguidores de la ciencia ficción, Walter Koenig, es decir, el "Chekov" del "Star Trek" original (inevitable guiño al comienzo de la peli con este parodiando los monólogos del "Capitán Kirk") quien, como les ocurriera a Tom Sizemore y William Forsythe en sus incursiones en el terreno de la serie B/Z, no da demasiado el pego como héroe, ni como hombre que despierte pasiones en una mujer (por mucho que lleve 14.000 años sin echar un quiqui). Ella era la televisiva Leigh Lombardi, que desde el 2002 no da señales de vida.

Tras las cámaras, dirigiendo, tenemos a Robert Dyke que había currado en los FX de películas como "Terroríficamente muertos" (ahora sabemos dónde conoció a Campbell!) -suyas son las cantosas maquetas, que se noten falsas no es culpa suya sino del Sr.Sam Raimi- o "Big Foot y los Henderson". "Moontrap" era su debut y tardaría un porrón de años en volver a dirigir. Este 2014 estrena una cosa titulada "Liquid Red" y para el 2015, ojo al dato, ya tiene en plena pre-producción "Moontrap: Target Earth", la inevitable secuela-que-en-realidad-es-un-remake (con una trama de lo más extraña: "Una cineasta comienza a creer que sus películas fantásticas son en realidad una crónica de su  futuro") y que, a pesar de haberse activado ahora, llevaba ya años en cartera. De hecho, poco después del lanzamiento de la original se anunciaron sendas
versiones de una segunda entrega. La primera iba a producirla nuevamente "Shapiro Glickenhaus" y con el título de "Moontrap 2: The pyramids of Mars" intentaba churrupetear del -entonces- reciente éxito de "Desafío Total". Un año después, más o menos, vuelve a anunciarse el proyecto, con idéntica intención explotadora, solo que ahora "Shapiro Glickenhaus" se ha retirado y la compañía que acarrea con la culpa no es otra que "Double Helix Films", en cuyo poco lustroso curriculum destacan las chusco-secuelas de "Sleepaway Camp". La cuestión es que entonces el tema no prosperó por ningún lado, aunque dejó pa la posteridad sendos cartelillos que gustosamente les cuelo en esta humilde reseña.

sábado, 8 de julio de 2023

EL EXTERMINADOR

Me he dado cuenta que en este blog he hablado mucho, muchísimo, de ese clásico del "sleaze" ochentero que es "El Exterminador". De sus secuelas, legales o no. Y de su director, James Glickenhaus. Sin embargo, lo raro es que JAMÁS he publicado una reseña oficial y oficiosa. Y oiga, ya va siendo hora de subsanarlo. Sobre todo ahora que he localizado en mis archivos una que escribí hace años para otro blog y, creo, se conserva bastante dignamente. Me ha bastado hacerle un lavado de cara mínimo para poder reciclarla aquí, hoy, y así, cerrar el círculo en torno a las violentas desventuras urbanas de "John Eastland".
Para ilustrarla, y por aquello de salirse de convenciones, he optado por una imagen distinta a la habitual -que tantísimo adoro y tantas "memorys" juveniles provoca-, una, además, algo cutre... pero con encanto. La cosa dice así:
Los años ochenta, cinematográficamente hablando, pasarán a la historia por la enfermiza proliferación de los géneros más “inmundos” que el séptimo arte haya podido parir jamás. Entre estos destaca uno por el que siento especial debilidad, y es el de justicieros urbanos… ya sabéis, tipos “corrientes” a los que un grupo de pandilleros o la mafia al completo matan / violan / castran / pegan / insultan (no necesariamente siguiendo este orden) a su mujer / hijo / hija / amigo / primo / abuelo y él, hasta el coño de la gentuza que asola las calles, se pilla todo el armamento disponible (por lo general son veteranos del Vietnam, y conservan en su hogar pistolas, granadas, metralletas y otros juguetes. O hacen como Charlie Bronson en “El justiciero de la noche” y ¡¡¡¡se compran un bazooka por correo!!!!) y empiezan a masacrar sin miramientos a todo aquel con pinta de maleante o fetuccini encorbatado.
En los 70 este genero aún tuvo algunas producciones de calidad, como “Harry, el sucio” o “El justiciero de la ciudad“, pero fue entrada la década del breakdance, los pelos crepados y el porno rodado en vídeo que la cosa degeneró. El velado mensaje crítico que contenían algunas de las dichosas pelis desapareció durante la era Reagan, transformándose de ese modo en puros productos reaccionarios y de propaganda derechista. Por fortuna la culpa de todo eso la tuvo una sola peli, “El Exterminador”, grandioso título donde los haya, que le costó un millón de dolares al papuchi de su director, James Glickenhaus, y a cambio daría miles de billetes verdes durante su comercialización, sobre todo en vídeo.
¿Y que tiene “El exterminador” para ser la oveja negra del género?, pues una recreación casi sádica en la violencia más extrema, gratuita, injustificada, retorcida y enferma. Sí amigos, lo dicen los críticos de verdad: “El exterminador” es posiblemente la peli más truculenta del cine de justicieros producido los últimos 40 años. Eran los 80, ¡joder!, ¿que esperaban?
Escenas míticas como el gangster convertido en embutido por efecto de una trituradora, las balas rellenas de mercurio que perforan la entrepierna de un senador con una doble vida un tanto insana, el pederasta que arde en vida, la prostituta quemada con un soldador, los malísimos que ahostian a una viejecita para robarle la pensión, el colega del héroe mutilado por un garfio que le clavan y retuercen en la espalda (primer plano incluido), o la escalofriante y traumática decapitación hiper-realista, y ¡¡a cámara lenta!!, al inicio de la peli por obra y gracia del -fenecido- maestro de los efectos especiales Stan Winston (aunque él nunca la incluyera en su filmografía. Sin embargo, existe una prueba tan contundente como la página completa que les dejo al final de la reseña, aparecida el año 1982 en "The Bloody Best of Fangoria Vol.1". Ctrl + boton izquierdo del ratón para ampliar) han hecho de “El exterminador” una de las favoritas no solo entre fans del cine de acción, también entre adictos al horror y el gore más burro.
En el reparto destacan Christopher George (que había trabajado a las órdenes de Lucio Fulci en “Miedo en la ciudad de los muertos vivientes” y Juan Piquer en "Mil gritos tiene la noche"), Samantha Eggar en plena decadencia, Steve James (el Chuck Norris negro) y, ¡¡oooooh diosssssss!!, el gran Robert Ginty, portador de los mofletes más fotogénicos del mundo y convertido en héroe de video-club hasta su reconversión a director y posterior desaparición.
Un clásico de los anti-clásicos. Un tipo de cine que se ha perdido del todo y, si se recrea hoy día, es ya de forma autoconsciente y sin gota de honestidad... por brutal que esta sea.
Altamente recomendable.

martes, 19 de junio de 2007

LA UNICA PELI BUENA DE JACKIE CHAN (O CASI)

Si hago un repaso a mi adolescencia me encuentro con un panorama muy triste, pero lo que más me llama la atención es que jamás disfruté de dos de las típicas "cosas" que solían encandilar a los de mi quinta: los grupos de heavy metal y las películas de artes marciales. Y lo intenté!, ya lo creo, pero a día de hoy no puedo hablar de ningun grupo greñudo que me flipara y de ningun film de piños que despertara mi interés mas allá de lo meramente anecdótico.
Por ese motivo puedo decir que nunca me sentí atraído (dentro de los parámetros de la heterosexualidad) ni por Bruce Lee ni por Jackie Chan, aunque puestos a elegir, la verdad es que me quedo con éste segundo... quizás porque sus pelis solían ser más divertidas, o porque sus producciones me son más próximas en cuanto a década se refiere. He visto muchas pelis de Jackie Chan, y salvo excepciones, suelen entretenerme, lo que ya es mucho... incluso las más recientes, tipo "El Smoking", me parecieron films muy gozables.
De la cosecha de Chan, antes de su integración definitiva en Hollywood, me quedo con dos. Por un lado "La armadura de Dios" y por otro, la que, sinceramente, creo que es su mejor película, "El Protector".
A Jackie Chan siempre le ha gustado vender la moto de que sus obras están pensadas para una audiencia joven y, por ello, se mantienen alejadas de la violencia excesiva y especialmente cruda. Sin embargo, "El Protector" es la única que se resiste a encajar en esa fórmula, quizás sea por ello que al actor no le hace demasiada gracia que figure en su currículum. Y es que no podía esperar un cuento de hadas con James Glickenhaus detrás de las cámaras, también conocido como "El tipo que dirigió la emblemática, brutal e inolvidable "El Exterminador"", lo que para mi ya es sello de garantía. Está claro que "El Protector" no abusa de la sangre tanto como la obra cumbre de Glickenhaus, pero tampoco se queda corta, sobre todo en los tiroteos.
De por medio tenemos a un Danny Aiello totalmente desubicado, acompañando a Chan hasta su tierra natal para ajustar cuentas con el asesino de un compañero, galletas, muchas galletas, de esas que asustan, un poster promocional super-chanante (aquí presente) y un slogan que quitaba el hipo a jovenzuelos impresionables como yo: "Clint Eastwood es Harry, el sucio, Sylvester Stallone es Rambo, Jackie Chan es El Protector". ¡Olé!

domingo, 16 de mayo de 2021

TRAILER DE "BLUE JEAN COP"

Hubo un tiempo en el que James Glickenhaus pasó de redomado exploiter con "El Exterminador", a cineasta medianamente mainstream. Bien, el cenit de tan plácido momento se dio, justamente, en 1988 con "Blue Jean Cop", una de esas llamadas "buddy movies" a base dos personalidades antagónicas que deben entenderse para detener a los villanos de turno. En este caso eran un poli y un abogado, interpretados respectivamente por Sam Elliott y Peter Weller. Vi la peli en su día, y sí, hay muchos disparos, explosiones y momentos espectaculares, se nota que invirtieron guita... pero lo cierto es que no recuerdo nada de ella. Ni tan siquiera el trailer que les dejamos a continuación ha servido para refrescarme la memoria.
Supongo que al no petarlo como se esperaba, la carrera de Glickenhaus se vio perjudicada. Aunque nada comparable a cuando se emperró en convertir a su repelente retoño en una super-star. Aquello acabó de enterrarle. Hoy, parece ser, rula por Wall Street (en una empresa de la que es dueño su padre), lo que, teniendo en cuenta que siempre le movió el capital, cobra muchísimo sentido. Pos nada, que lo disfrute.

jueves, 2 de abril de 2009

EL CEREBRO

No muy conocida producción del clan “Shapiro/Glickenhaus”, los mismos responsables de que Frank Henenlotter saliera de su “retiro” tras “Brain Damage” (y, más específicamente, en el caso de James Glickenhaus, culpable de “El Exterminador”) cuyo aspecto más destacable es la intervención del actor David Gale interpretando el mismo papel que le hiciera famoso en “Re-Animator”, el de científico de elegante planta pero oscuras intenciones (de hecho, y como ocurriera en el clásico de Stuart Gordon, también aquí pierde la cabeza).
El film nos cuenta la historia de un gigantesco cerebro con ojos, nariz y boca (aliñada con puntiagudos dientes) cuya meta es dominar el mundo mediante un cutre programa de televisión. Su némesis será un chaval bastante irritante, pero de coeficiente intelectual alto.
Aunque está plagada de buenos momentos (las alucinaciones, o los ataques del cerebro monstruoso, al que le mola devorar seres humanos) en general la cosa aburre notablemente y resulta de lo más sosilla, sobre todo cuando nos centramos en los paripés del prota y su novia.
Una curiosidad perfectamente visible, pero para nada imprescindible.

viernes, 9 de mayo de 2014

LAS 100 MEJORES PELÍCULAS DE VIAJES EN EL TIEMPO

Desconozco si ya lo había expresado con anterioridad en este puto blog (creo que sí...), pero el caso es que las pelis de viajes en el tiempo y paradojas temporales son un subgénero del que disfruto ampliamente, sobre todo si parten de una base más o menos científica. Pueden llegar a resultarme apasionantes. Me encanta cómo los acontecimientos se cruzan unos con otros, se pisan y se afectan. Y siempre disfruto mucho cuando el viajero llega a una época que no es la suya y alucina con los adelantos que presencian sus asombrados ojos. De hecho, desde que descubrí que viajar al futuro era algo a la larga posible, todavía me interesan mucho más. Curiosamente, en una de estas pelis que ando como loco por revisar, "Timecop, policía en el tiempo", se afirma lo contrario, que el futuro no se puede visitar porque no existe, solo el pasado. Sin embargo resulta que físicos de todo el mundo han demostrado que es exactamente lo contrario. Hagan la prueba, escriban una nota que diga "Amigo del futuro, si eres capaz de viajar en el tiempo, visítame el día tal, a tal hora en tal sitio". Si no aparece nadie, es que los viajes al pasado no existen. Sí amigos, el único modo de viajar es hacia adelante aunque, me temo, sin posibilidad de vuelta atrás.
En fin, creo que ya he demostrado lo mucho que me pone el tema. Es por ello que el día que, visitando una de mis múltiples bibliotecas (que han terminado sustituyendo en función y número a los video-clubs), localicé el libro "Las 100 mejores películas de viajes en el tiempo", escrito por Francisco Javier González-Fierro Santos (jobar, solo le faltaba añadir su DNI) y editado vía "Cacitel s.l." (??), lo agarré de los estantes con ilusión y me lo llevé a casita, dedicando unos pocos días a leérmelo de cabo a rabo.
Bien, con semejante título no queda mucho espacio a la duda. Tras una introducción medianamente interesante en la que el autor nos describe los varios tipos de tramas propias de este tipo de cine, comienza el desguace en orden alfabético de película a película. Cada una lleva su cartel, su ficha, su argumento y sus apreciaciones, que en algunos casos son críticas y en otros solo anecdóticas o informativas. Depende del film. Tenemos productos de todas las épocas y países, y no únicamente ciencia ficción, también han habido comedias románticas y dramas con los viajes en el tiempo como trasfondo. De todo.
El libro se lee con facilidad, resulta razonablemente ameno y te despierta las ganas de ver o revisar algunos de los títulos seleccionados. Cumple, sí, pero sin demasiado entusiasmo. Lo que quiero decir es que no aporta nada especial, es casi como si leyeras el "Teleprograma", ya sabéis, funcional, sin garra. Y bueno, tiene algunos errores que debería ignorar... pero no lo haré, ahí van los que más llamaron mi atención: Cuando habla de "Paycheck" y cita el film yankee más famoso de John Woo, "Hard Target", se refiere a él en castellano como "Duro de matar", que era el título de una peli de Jackie Chan. El correcto es "Blanco Humano", of course. Cuando para escribir sobre el cineasta James Glickenhaus, a raíz de "Time master, el señor del tiempo", echa mano de su filmografía, cita un puñado de títulos de modo despectivo, acusándolos de "poco atrayentes", sin embargo olvida totalmente la que es, sin duda, la peli más famosa y significativa de su director, "El Exterminador". Y, finalmente, cuando se habla de "Terminator", se comenta su sospechoso parecido con los famosos capítulos para "The outer limits" escritos por Harlan Ellison en 1964 -caso que llegó a los tribunales en la época-, pero la otra fuente de inspiración de James Cameron, "Cyborg 2087", es relegada a una lista final con algunos films más sobre viajes temporales carentes de verdadera importancia. Podríamos sospechar que "Cyborg 2087" también tomaba nota de lo escrito por Ellison, pero aporta algunas ideas propias que encontramos en "Terminator". Dicho de otro modo, esta última sería un mejunje de todas las anteriores (serie de tv y película), por lo que incluirla como parte del material directamente mangado por Cameron hubiese sido -creo yo- justo.
En fin, no ha sido pa tanto, ¿verdad?.
Lo dicho, una lectura bastante interesante y fácilmente consumible que, aunque no deja huella ni nada parecido, entretiene un rato.

sábado, 2 de abril de 2011

MANIAC COP

"Maniac Cop" fue, probablemente, el más sonado de los films modestos estrenados a lo largo de 1988. No era para menos teniendo en cuenta cuales eran los sabrosos ingredientes de la ensalada, a saber: William Lustig, responsable de la legendaria "Maniac" o "Vigilante", a los mandos. El mítico Larry Cohen, padre de "Estoy Vivo" o "La serpiente voladora", escribiendo el guión y produciendo. En este último apartado, también nos encontrábamos con James Glickenhaus, director de "El Exterminador". Si todo eso ya era suficiente para ponerle a uno palote, bastaba con echar un ojo al reparto: el gran Tom Atknis (habitual en la mejor época de John Carpenter, y prota absoluto de "Halloween 3") y nada menos que Bruce Campbell... cuando aún no había alcanzado el estatus de figura de culto. Claro que el resto de actores no tenían desperdicio alguno, a saber: Laurene Landon (irritante musa de Larry Cohen), Richard Roundtree, William Smith, Robert Z´Dar (a partir de aquí se convertiría en todo un astro de la serie Z gracias a su peculiar aspecto) y en papeles muy escuetos George "Buck" Flower y ¡¡anda!!, el mismísimo Sam Raimi. A todo esto había que añadir una fricada más que a mi, adolescente obsesivo como era, me flipaba, la utilización del binomio "palabra molona + cop" tan de moda entonces gracias al éxito del clásico de Paul Verhoeven. Teniendo en cuenta todo ello, era muy difícil que "Maniac Cop" acabara siendo una caquita. Y no, no lo es.
Un policía asesino ronda la ciudad. En lugar de matar a los culpables, arrasa con los inocentes. Un detective investiga el caso, mientras otro agente es erróneamente declarado culpable de los crímenes. Ambos unirán fuerzas para detener, y desenmascarar, al maníaco.
Nadie duda de que Larry Cohen es un tío con grandes ideas que, en ocasiones, logra transformar en grandes guiones. Tal vez como director sea un pelín más chapuzas, a pesar de que tenga buenas pelis, pero en cuestión de escribir, pocos le ganan. Y eso es algo que se nota mucho en "Maniac Cop". La trama de base es muy buena, original y ofrece momentos altamente regocijantes. Que uno huya aterrado de unos asaltantes y que, al ver un policía, se acerque a él pensando que está a salvo para que luego este se lo cargue, tiene mucho potencial. O que el ciudadano medio, paranóico, comience a matar a policías normales no-maníacos, también tiene mucho potencial. Además, Cohen siempre ha tenido un espíritu transgresor que no puede evitar reflejar en sus historias. En estas rara vez encontramos blancos y negros, buenos muy buenos, o malos muy malos. Todo es tirando a gris. Sin ir más lejos, que el héroe joven y guapo de "Maniac Cop" sea un cabroncete que le pone los cuernos a su mujer y casi ni se inmuta al enterarse de que esta ha sido asesinada, tiene su miga. O que uno de los personajes principales muera a mitad de peli, también. Sorprende lo bien contada que está "Maniac Cop", su estructura perfectamente equilibrada para evitar el aburrimiento, sin resultar plana y lineal, cómo se aleja de tópicos y clichés, cómo da sutiles giros con intención de destruir cualquier posibilidad de resultar previsible. "Maniac Cop" no da nada por sentado desde el minuto uno, y eso me gusta. Tampoco hay que olvidar el humor negro habitual del guionista, que en esta ocasión resalta especialmente con la muerte del tipo hundido en cemento.
Sin duda es eso, el guión de Larry Cohen, lo más meritorio de un film que, de otro modo, se hubiera convertido en monótono e insaboro. Lustig tampoco lo hace mal, aportando ritmo a las imágenes (aunque estas resulten tal vez un pelín planas estéticamente) y las dosis de violencia deseadas, que tampoco son excesivas. Centrándonos en el poli maníaco, debo reconocer que su aspecto no me convence mucho y, dado su origen, tal vez tendría que haberse llamado "Zombie Cop" (a falta de ello, el incapaz J.R.Bookwalter se encargó de hacerla realidad -vídeo mediante- en 1991). No olvidemos tampoco el hijo bastardo que les salió a Lustig/Cohen con los dos títulos de la franquicia "Psycho Cop", ¡dirigidas por un tio habituado al porno-gay! (y que, en cuestiones narrativas, son el total y absoluto reverso oscuro al film comentado).
Vamos, que sí, que "Maniac Cop" es un producto de lo más ameno, simpático y disfrutable. Puede que ayer la gozara más incluso que cuando vivía obsesionado con ella. Su notorio éxito provocó un par de secuelas (la segunda caerá en breve por aquí). William Lustig reniega de la tercera. Tiempo después, el director y el guionista lo intentaron de nuevo con otro film destinado a parir una nueva franquicia, pero ESTA VEZ la cosa no fue tan bien. En el año 2008 un tal Chris R. Notarile dirigió este corto con la esperanza de que le contrataran para encargarse de un remake del original, o de una nueva secuela, sin conseguirlo. Hablando de remakes, se ha dicho ya mucho al respecto, pero de momento no parece que vaya a hacerse realidad.
"Maniac Cop", un film francamente recomendable.

domingo, 31 de julio de 2016

LOS FOTOCROMOS (Y EL POSTER) DE “EL PROTECTOR”

El 19 de junio del año 2007, publiqué en este mismo blog una reseña de “El Protector”, y la titulé “La única peli buena de Jackie Chan (o casi)”. Hoy, habiéndola revisado ayer mismo, puedo decir que lo de “casi” ha ganado unos cuantos puntos. Vale, no estoy ya tan seguro que “El Protector” sea la mejor aventura cinematográfica del actor, por mucho que la firme el siempre atractivo James Glickenhaus. Pero sigue siendo un producto bastante majo, con algunas escenas de acción notables y el siempre agradable “tono” propio de las epopeyas de acción de su década.
Lo que sí continúa inalterable para mi percepción es lo ES-PEC-TA-CU-LAR (hasta la exageración) del póster, que va debajo de todo, tras unos fotocromos que no tienen nada especial, pero son “gonitos”.















sábado, 21 de agosto de 2010

SHRUNKEN HEADS

Richard Elfman es un cineasta interesante. Bueno, tal vez me he pasado, dejémoslo en curioso. En su filmografía encontramos títulos como la tan simpática como excesiva "Forbidden Zone" (su único éxito real, motivo de que en estos momentos esté currando en "Forbidden Zone 2: The Forbidden Galaxy") o la mediocre pero con sus momentos "Revenant: Vampiros modernos". En realidad Richard es más conocido por su ilustre hermano, Danny Elfman, reputado compositor de numerosas bandas sonoras de films más que populares. El verdadero problema de Richard Elfman es que, como muchos otros realizadores de Hollywood, juega al papel del rebelde y el "rompedor" sin serlo tanto como cree. Es decir, el exceso de ideas absurdas y chorras, el "todo vale", no te hace más transgresor cuando la esencia de tu obra, su todo y, por supuesto, su estética, corresponden perfectamente con cualquier manual de "el buen director". Resumiendo, sus pelis, que se pretenden tan anti-normalidad, tienen el aspecto de telefilms y se esfuerzan tanto en demostrarnos que no son "del montón" que, en fin, acaban asfixiándonos. Eso mismo le pasa a "Shrunken Heads", una historia tan forzadamente bizarra que... en fin, no cuela en ese sentido, aunque por lo demás resulta bastante simpática y amena.
Los tres chavales protagonistas (uno de ellos el típico guapito encantador, buenazo, valiente y con mucha capacidad de resolución... ¡ahí Richard, rompiendo moldes!) son unos aficionados a los comics que viven "atormentados" por las putadas que les hacen la panda de macarras del barrio. Un mal día, las cosas se complicarán y tras una serie de enfrentamientos, el trío es acribillado a balazos. El quiosquero del barrio, buen amigo suyo y con un pasado como brujo haitiano, se hará con sus cabezas, las reducirá, les dará vida y las empujará a que cumplan con su venganza. Casualmente, cada vez que acaben con un malandrín, este volverá de la muerte convertido en un zombie obsesionado con la limpieza (solo les falta decir aquello de "Me impogta un cagajo").
Produce Charles Band con su "Full Moon". El guión es cosa del interesante -este sí- Matthew Bright, habitual colaborador de Elfman y director de "Freeway 1 & 2", "Ted Bundy" o la fallida "Tiptoes" (tan fallida que su fracaso precipitó a Bright al ostracismo, hoy se recupera volviendo a las letras con el guión de, sí, tu lo has dicho, "Forbidden Zone 2"), hace años incluso tuve la oportunidad de entrevistarle/conocerle, y de verdad que es un tipo singular. Y la música... pues imaginad, el tema central es de Danny Elfman, pero conque para entonces ya comenzaba a despuntar en el mainstream, del resto del soundtrack se encarga, sí, ¡Richard Band!, quien, como siempre, cumple muy bien imitando los tics compositivos del autor de la partitura del "Batman" de Tim Burton. De hecho, como sabéis (Danny)Elfman y Burton suelen colaborar muy asiduamente, lo que da peso a la teoría de que en "Shrunken Heads" se denota mucha influencia del director de "Eduardo Manostijeras", especialmente cuando la cámara sobrevuela una bonita maqueta de la ciudad con un tema musical repleto de coros femeninos. Quien sabe, tal vez el hijo músico de la familia Elfman le comió la olla al hijo director.
Los efectos especiales son resultones, pero no esperéis mucho gore y tal, porque no. Abunda el humor y si queréis ver qué pasa finalmente con los malos, esperad a después de los créditos. Como decía el propio Richard Elfman en una entrevista a "Film Threat", "Shrunken Heads" es "Como una película de Disney, hasta que matan a los tres chicos buenos", yo añadiría "Y luego casi sigue siéndolo".
Entretenida y simpática, pero no tan "de culto" como se pretende.

Sin salirnos de esas coordenadas, añadir que seguidamente me vi "Bad Biology", la última peli oficial de Frank Henenlotter. Tras una hora muy disfrutable y hasta original, se precipita al vacío a base de salidas facilonas y totalmente ridículas (el final es previsible y patético), cargándose completamente el conjunto. Puede que sea la peor peli de su realizador. Dato curioso: James Glickenhaus, director de "El Exterminador", tiene un breve papel!.

miércoles, 20 de mayo de 2009

EXTERMINADOR 2

Es posible que muchos de ustedes, queridos y pacientes lectores, se pregunten cada mañana al despertar cómo es posible que una maravilla del "exploitation" mundial como "El Exterminador" -la uno- aún no haya aparecido reseñada en este humilde blog (al final, sí cayó). Independientemente de ello, sería imposible para mi hablar de la secuela sin aclarar que el film original me parece una joya absoluta y demencial, la película de justicieros más sórdida, brutal, sucia, sádica y enfermiza de cuantas se han producido desde entonces hasta hoy. Es decir, que me encanta... y lo digo sabiendo de lo que hablo, pues la volví a ver no hace ni una puta semana. Que quede claro que, por comparación, la segunda parte no tiene nada que hacer. Esta es una fábula de acción ordinaria mucho más "standard" y "limpia" que, aunque a ratos sacia nuestra sed de violencia, no llega para nada al salvajismo de la que tan sabiamente firmó James Glickenhaus. Nunca habrá otra película como "El Exterminador 1", ni aunque el puto Tarantino se empeñara en ello... pero pelis como "Exterminador 2" las hubo, las hay y las habrá. Vamos, que no tiene nada de especial salvo las horteradas propias de su década. Los ochenta, payo.
Otra diferencia entre ambas, en este caso narrativa, es que mientras en la primera el prota, el buenazo de Robert -mofletes- Ginty, mataba a malos anónimos a diestro y siniestro, en esta segunda -y última- aventura, se encabrona con una banda de delincuentes de estética casi "Mad Maxiana" comandada por el inefable Mario Van Peebles, que por poco no se papea la función entera con patatas interpretando a un mega-malo del copón. De hecho, todos los delincuentes en este film, además de un "look" horripilante (eran los años del breakdance), tienen en común lo mucho que disfrutan matando a inocentes y, encima, se recrean en su agonía y/o muerte entre ofensivas risas burlonas. Fabricados para ser odiados, vamos. El exterminador vivirá un leve romance con una bailarina rollo "Flashdance" y una -también escueta- amistad con un negro que curra de basurero. Naturalmente, ambos terminan hechos añicos y servirán de perfecta excusa para que Ginty pierda el pedal, convierta un camión en un tanque y arrase con todos y más.
Detalles curiosos, si hay algo que achacar a la primera parte es que su FANTABULOSO cartel nos engañó. En la peli el exterminador ni usaba lanzallamas, ni llevaba casco de moto, ni vestía de negro (bueno, en alguna escenita por ahí sí, pero nada destacable). Para la segunda entrega, y conscientes de ello, decidieron actuar al revés, es decir, Ginty no se separa de su lanzallamas (y su casco) ni para ir al lavabo... a pesar de que una pistola o una metralleta serían armas mucho más cómodas... pero no tan "cool". Más, a diferencia de muchos otros films de justicieros, en los que los buenos son gente de clase alta y los malos de la baja (retorcido mensaje este), en "Exterminador 2" no se da el caso. Los buenos son tan pobretones como los malos. Robert Ginty está en paro y debe vender su reloj para comer, su amigo es un basurero que trata con los vagabundos y la parienta una go go de un bareto de mala muerte con sueños de grandeza. Un punto a su favor.
El productor del primer film, Mark Buntzman, ejerce aquí de director (con una ayudita no acreditada de William Sachs, co-guionista y director de cosas como "Galaxina" o "Viscosidad"). Tal fue el estropicio (imagino que económico, al no haber verdadera tercera parte... y sí, las supuestas "Exterminador 3 y 4" eran un invento de los distribuidores españoles) que nunca más volvió a dirigir. Produce la señera "Cannon", entonces emperrada en rodar secuelas de films de acción ajenos que explotaran los "leitmotiv" de estos, como hicieran con "La matanza de Texas" o "Death Wish".
Entretenimiento puro... descerebrado, sí, tosco, también, pero igualmente disfrutable.

sábado, 28 de noviembre de 2020

KM.666, DESVÍO AL INFIERNO

Que una película de terror hoy día presuma de truculenta y "regresar a la esencia del crudo y duro horror yanki de los 70" no tiene nada de nuevo, ni de raro (ni de verdadero, témome). Pero en el año 2003, saliendo aún de la invasión de productos asépticos e inofensivos impuestos por el súper-éxito de "Scream" seis años antes, era todo un subidón para el aficionado medio (sector al que, me guste o no, pertenezco). Recuerdo haber leído en su día las declaraciones del tristemente fallecido Stan Winston, responsable de los efectos, co-productor y verdadero impulsor del proyecto, donde explicaba que su intención era justamente esa, retomar un tipo de terror más sucio, feo y duro. Casi me atrevo a decir que "Km 666, desvío al infierno" fue la primera en dar tal paso. Nadie puede discutir que impuso -no inventó, pero sí perfeccionó- el "survival horror" o, lo que es lo mismo, la combinación del "slasher" clásico con la temática de supervivencia nacida a raíz de la estupenda "Deliverance". Desde entonces, es un subgénero que ha abundado por doquier.
Varios jóvenes quedan accidentalmente atrapados en plena montaña a merced de un feo clan de antropófagos. Se las verán canutas para evitar que los cacen y cocinen.
La primera vez que vi “Km 666, desvío al infierno” fue en el cine y no me gustó. La encontré aburrida y previsible y, claro, la prometida truculencia no me pareció tanta. Sin embargo, a base de posteriores visionados se me fue ganando. Tanto como para que, cuando salió en dvd una edición especial de dos discos, me la comprara. Desde entonces nunca ha dejado de molarme.
Los protas/víctimas son todo lo guapos que pide el género, pero no molestan demasiado. Desmond Harrington da perfectamente el pego como héroe de la función y esa imagen suya sujetando la escopeta al final es muy chanante. Nadie se cree que a la chica de la peli, Eliza Dushku, la haya dejado su novio ¡y por teléfono!, pero no importa. Se supone que es la "hot girl" del sarao, pero a mí me gustaba (y me gusta) mucho más Lindy Booth, que hace de golfa con aspecto aniñado/angelical. Emmanuelle Chriqui tampoco es fea, tiene un nombre muy gracioso y puede presumir de dar vida a un personaje que, para variar, reacciona con verosimilitud ante la muerte de un Jeremy Sisto que no carga por los pelos. Además, su propio fenecimiento es uno de los momentos álgidos del film, cuando le parten la cabeza/cara en dos mitades por efecto de un certero hachazo. Estando Stan Winston de por medio, los efectos se reparten entre lo físico y lo digital. Los primeros siempre se agradecen más en una película así, pero los segundos, aplicados con mesura y corrección, no ofenden en exceso. Claro que no solo de FX vive la peli. Es justo destacar que posee también unas lustrosas dosis de un suspense muy bien facturado. La secuencia en la que los protas intentan salir de la cabaña de los caníbales sin hacer ruido, evitando así despertarles de la siesta, está muy lograda y consigue su fin, crear tensión.
El éxito de "Km 666, desvío al infierno" -más en vídeo-clubs que en cines- esputó varias secuelas sobre las que pueden leer en este blog (ahí van: DOS, TRES, CUATRO y CINCO. La sexta nunca llegó a reseñarse). Evidentemente, y como es norma, la calidad va decreciendo a medida que los números se acumulan. Lo gracioso es que, fieles a su fin eminentemente comercial, todas contentan al posible espectador/fan dándole aquello que se muere por ver e incluye recreaciones (y ampliaciones) de las muertes más brutas e impactantes de la primera parte. Lo que no hay en esta, y sí en todas las otras, es tetas... alguna ventaja tendría que tener el presupuesto escaso y el destino directo a estanterías.
La gran noticia es que ya se ha rodado, pendiente de estreno, otra secuela más, solo que esta se desvincula de las anteriores y conecta directamente con la original. Para darle más caché, han contado con el guionista de aquella, Alan B. McElroy, autor también de los libretos de "Halloween 4", "Rapid Fire" (lucimiento pa Brandon Lee) y "Spawn".
La novedad de contar con Rob Schmidt para la dirección de "Km 666, desvío al infierno" residía en que venía de un cine "indie" no especialmente afín al terror y que, por ello, iba a poner más atención a los aspectos humanos y actoriles. Sí, puede que sí. Pero tampoco le sirvió de mucho, porque desde entonces, y salvo su participación en las series "Masters of Horror" y "Fear Itself", no ha parido gran cosa. 
Entre el equipo de productores encontramos a Jefferson Richard, al que debemos varios títulos bien curiosos como “Maniac Cop”, “Dance Academy”, “Vampiros a la sombra”, el actioner zetoso “One Man Force”, “El silencio de los inocentes” y “Time Master” (ambas dirigidas por James "El Exterminador" Glickenhaus, de cuando intentaba convertir a su hijo en una estrella), “Gothika”, “Leyenda Urbana 3” y “Siempre sabré lo que hicisteis el último verano”. Aunque lo más destacable se encuentra en su escueta faceta como director. Por un lado tenemos “In search of a golden sky”, baboso melodrama de aventuras infantil protagonizado por un imposible Charles Napier y co-guionizado por el eterno George “Buck” Flower. Por otro el mucho más adecuado y oscuro “slasher” tardío “Berserker” (con banda sonora compuesta por el director de "Dance Academy", como bien apuntaba Víctor en su reseña de esta última, y Flower en un papel secundario. Todo queda en casa).  Fascinante carrera la suya.
"Km 666, desvío al infierno" no es un dechado de originalidad, cierto, pero tampoco creo que lo pretenda. Es pura "formula", la recuperación de un tipo de cine perdido, llevada a término sin efecto nostalgia, sin gota de humor, sin referencias, ni post-modernidades varias, totalmente consciente de su condición, honesta y, por ello, efectiva. Da lo que quieres y lo hace con dignidad y talento. No creo que se le pueda pedir más.
Me la quedo.

domingo, 26 de enero de 2014

PSICOSIS 2 (NIGHT SCHOOL)

Sí amigos, el famoso "falso Psicosis 2" (sobre el de verdad pueden leer aquí).
Va a ser muy difícil pal menda referirse a ella usando el maravillosamente bastardo título que recibió en España (¿ande sinó?) sin sentirme gilipollas, así que zanjemos el asunto cuanto antes. ¿Por qué bautizarla como segunda parte del inmaculado clásico de Alfred Hitchcock?, ¿a santo de qué?, ¿cual es la excusa?. Fascinante, tanto como todas aquellas muestras de jetismo videoclubero a las que, eventualmente, dedicamos nuesas atenciones. ¡¡Que país este, queridos!!. Curiosamente, según San Imdb, aquí fue lanzada como "Escuela nocturna" u "Ojos de terror"... puede, pero vamos, no me suena de ná. Todavía recuerdo el trailer de esta película en la televisión, con una voz grave esputando lo de "¡Psicosis 2!", y la aterradora imagen de una mano enguantada de negro arrastrando un enorme machete por una rejilla (¡a lo Freddy Krueger, fíjate!). Para más ejemplos, les dejo al final de la reseña una muestra de los flyers publicitarios que se repartían entonces en nuestros cines, original de aquellos tiempos y cortesía de ese ser humano infinitamente amable que es Enorm. Resumiendo, que la peli, en realidad, fue parida como "Night School", aunque también se la conoce como "Terror eyes" (mucho más molón!!).
Un misterioso asesino, vestido de negro y parapetado tras un casco de motorista, se dedica a asesinar mozas a las que decapita con su gran machete torcido y cuya cabeza, seguidamente, hunde en agua. La policía descubre que las víctimas solían acudir a una escuela nocturna en la que un profesor de palenteología las tiene a todas enamoradísimas, sin importar lo mayor y feo que pueda ser -y es-. El detective prota se pone manos al asunto dispuesto a pararle los pies al psycho-killer.
No deja de ser curioso que "Night School" guarde tantos puntos en común con otra película recientemente reseñada, "Psicópata". Ambas poseen una trama parecida, un asesino que prefiere el color negro como vestuario para cometer sus fechorías, cierto tono culebronesco y ciertas deudas con el "giallo" italiano. En el caso que nos ocupa, lo del culebronismo hace referencia a la trama de amores y desamores causados por el mentado profe. De verdad que resulta algo absurdo, las lleva a todas de calle, las encoña perdidamente, se las folla, las deja tiradas, les rompe el corazón y hasta puede, solo puede, que todo tenga directa relación con los asesinatos. Menudo jefe!. Lo del "giallo" no solo viene justificado por el enmascarado criminal que acomete sus delitos siguiendo un claro ritual, ni por toda la investigación policial, así como por el material razonablemente sensual y/o perverso (la directora de la escuela es lesbiana e intenta introducir a una ingenua adolescente en los juegos del froti-froti. El asesino matará a ambas justo antes de que congenien a fondo), es que "Night School" cuenta con dos datos que la emparentan mucho mucho con el subgénero mediterráneo. El protagonista, Leonard Mann, previamente había actuado en algunos productos italianos como espagueti westerns, "polizescos" y, efectivamente, "giallos". Además, el vestuario del cacareado asesino se parece muy mucho al que lucía el idem de "La polizia chiede aiuto", reputadísimo "giallo"
del año 1974 que en España se estrenó como "Corrupción de menores". Para una mayor demostración de lo que les digo, aquí va una imagen del caballero en cuestión (que pueden comparar con el que luce la caratula hispánica de "Night School").
Dejando a un lado todos estos datos tan "fricosos" (incluida la anecdótica pero, en cierto modo, premonitoria aparición de una máscara de hockey en el dormitorio de uno de los sospechosos, un pervertido que, por el resto de la decoración, nadie diría interesado en los deportes), y centrándonos en la pinícula, debo decir que la recordaba como muy telefílmica y plomiza, seguramente por su escasez de truculencia. Pero, una vez más, y aplicado el paso de los años y mi vejez, los resultados al revisarla han sido altamente satisfactorios. Cierto que, para la época (1981) y la tendencia del cine de terror entonces, la cosa en cuanto a sangre y vísceras anda escasa, aunque no nula. Hay secuencias bastante intensas, como la del parque infantil o, sobre todo, la del acuario. Sin embargo, tampoco importa. No lo necesita. El acabado del film es notorio, con esa extraña fotografía brillante y cierta atmósfera enrarecida, incrementada por algunas secuencias de logrado suspense, siendo tal vez la más efectiva la del restaurante en la que esperas que el cocinero encuentre una cabeza cercenada metida en algunos de los utensilios que tiene a mano, pero no sabes cual podrá ser. Narrativamente no es un dechado de originalidad, la historia es sencilla, plana, sin exabruptos ni nada que se salga mucho de madre, pero está muy bien desarrollada y no aburre demasiado. Eso sí, resulta bastante fácil descubrir al asesino.
Paradójicamente, y según se mire, acaba mal. Mal en los dos sentidos. Por su trama y por un especie de "susto final" un tanto cutre e innecesario que algún tío listo ha calificado como "parodia voluntaria de una tendencia muy común en el cine de terror de la época". Hombre, visto así, podría perdonarse... pero sigo pensando que está fuera de lugar y enturbia un poco la agradable sensación que te deja el film al concluir.
Centrándonos en el reparto, y aparcando al ya mentado Leonard Mann, destaca por encima de todo/s la guapísima Rachel Ward debutando para la ocasión y, encima, marcándose algún que otro muy agradable desnudo. Volveríamos a verla en "La brigada de Sharky", "Cliente muerto no paga" y el "slasher" puro "Terror Final". Tenemos también a Drew Snyder como improbable profe-pichaloca, cuyo rostro se ha paseado por títulos tan emblemáticos como "Yo soy la justicia", "Space Riders" (insufrible producto de Roger Corman), "Ojos de fuego", "El secreto de mi éxito", "Project Eliminator" (¡junto a David Carradine y Frank Zagarino!), "Soldado Universal" y algunos films recientes bien conocidos, aunque para mi siempre será el pibe al que se cargan cuando va a sacar la basura en la maravillosa "Commando".
Dirigiendo el cotarro encontramos a Ken Hugues, quien contaba con 60 tacos cuando firmó "Night School". Justo después se jubiló... y no es un chiste. Algunos títulos de su pasado son tan reconocibles como ese "James Bond" alternativo de 1967 que fue "Casino Royale" (donde compartió tareas con señores como John Huston o Val Guest) o el famoso musical infantil "Chitty Chitty Bang Bang". De órdago. Tampoco pasaremos por alto al responsable del guión, Ruth Avergon, una señora, algo que no deja de resultar llamativo si inspeccionamos a fondo los detalles de la trama de la película que, por cierto, es su único crédito en estas cosas del séptimo arte (también como productora). Y cerramos el repaso con el autor de la banda sonora (en la que destacan los contundentes acompañamientos electrónicos en las escenas de asesinatos), Brad Fiedel, culpable también de las notas que suenan en "The astrologer" (la misteriosa primera película de James -"El Exterminador" - Glickenhaus), "Pánico antes del amanecer", "Terminator" (y muchas de las siguientes obras de James Cameron), "Noche de miedo" (y secuela) o "La serpiente y el arco iris".
Aunque yo la consideraría más "thriller" que película estrictamente de terror, "Night School" o -vaaaale- el falso "Psicosis 2" es un producto muy de su tiempo, perfectamente visible y hasta gozable. De hecho, que la rebajaran de categoría al implantarle ese título tan engañoso fue un flaquísimo favor que le hicieron, la verdad.