Probablemente 1991 era un mal año para lanzar a un nuevo "action hero" empapado en toda la gloria que acompañó al género la década previa. Los últimos en lograrlo, Jean-Claude Van Damme y Steven Seagal, fueron lo suficientemente prudentes (ellos o, mejor pensado, sus respectivos agentes) de arrancar sus carreras a finales de los ochenta. Y, además, aportando un algo de novedoso, o diferente, al decantarse por las artes marciales como técnica. El problema del nuevo aspirante, Brian Bosworth, era su incondicional adscripción al modelo Schwarzenegger. Armario empotrado de músculos absurdos, mandíbula cuadrada y hostia pura como método favorito de defensa. Añadamos la estética que gasta en este, su primer "gran" film (y único), "Frío como el acero". Es como muy de los ochenta pero en su vertiente más hortera y cutre, entonces ya demasiado démodé. Incluida una horrorosa "mullet" a modo de guinda. Un "bonito" cuadro que, en su momento, a un amigo y a mí nos echó para atrás. No fuimos a ver "Frío como el acero" al cine. La alquilamos en vídeo, pero ni la terminamos. A él Bosworth le parecía un nazi. Y a mi me cayó gordo por el rollo "portero de discoteca chusca" que gasta. Tampoco fuimos los únicos en reaccionar tan negativamente. La peli no pegó como se esperaba y la carrera del actor quedó relegada ya de por vida a subproductos de acción directos para vídeo-club y dirigidos por "astros" del nivel del omnipresente Fred Olen Ray ("Pánico en el Concorde") o el insulso Allan A. Goldstein ("Riesgo límite"). Entre la primera tanda de esas mismas basurillas localizamos, justo, una secuela bastarda de "Frío como el acero" únicamente destinada al mercado españolo, "Frío como el acero. Buscando venganza". En realidad el film se titula "One Tough Bastard" / "One man´s justice" y el personaje responde a un nombre parecido, pero no igual. La cosa empeora entrados en el siglo XXI, con Bosworth protagonizando películas cristianas ("El poder de la cruz") o navideñas repletas de actores decadentes y, seguramente, tan adictos a las enseñanzas divinas como lo fueran previamente a drogas, alcohol y otros vicios.
Pero en 1991 el colega Brian estaba en su apogeo físico. Es tan "perfecto" que casi parece una caricatura, cosa extensible a toda la película, por su tono exagerado, el abuso de macarrismo sideral, sus buenas dosis de violencia e incluso un puñado de tetas (pegadas a cuerpos de infarto). Y es que, claro, partiendo de la base que todo gira en torno a una banda de moteros mega-malísimos que, asociados a la mafia, esparcen la "villanería" y preparan un atentado de grandes dimensiones, pues la cosa da para un montón de chuloputismo, barbas, chollas, hermillas, motazas, tacos a tutiplén, tipos extremadamente sudorosos, duros y cabreados (la testosterona chorrea por los bordes sin miramiento alguno), una banda sonora trufada hasta el agotamiento de hard-rock, AOR y algo de heavy metal (incluida aparición de un grupo tocando rodeado de strippers) y muchas, muchas, muchísimas hostias, especialmente las que proporciona un Brian Bosworth que, empujado por el FBI, se infiltra en el clan motard para pararles los pies.
Y sí, durante un buen rato el ritmo es acelerado y la locura considerable. El director, Craig R. Baxley, tira de unas maneras dinámicas y ágiles, sin dar respiro al espectador, trufando el lienzo de explosiones, disparos y algunos "stunts" dolorosos (por supuesto, sin gota de CGI). Pero Baxley, que venía de la coordinación de dobles de acción, tampoco era un gran director. Su debut para la gran pantalla, "Acción Jackson", es una de las "action movies" más flojitas de su dorada década, a pesar de disponer de todos los elementos necesarios para lograr un pleno (entre ellos Carl Weathers y la idea de revitalizar el "blaxploitation"). Tampoco fue nada memorable la siguiente, "Dark Angel. Ángel de la muerte", en la que Dolph Lundgren se enfrentaba a un alien lanzador de cortantes cd´s. Fui a verla al cine con resultados discretitos. Tal vez debería darle un nuevo muerdo. Así pues, llegado cierto punto, "Frío como el acero" comienza a desinflarse. Los peligros de arrancar con tanto brío. Jodido mantenerse. Y durante la segunda mitad comienzas a perder interés... hasta que, vale, el clímax se recupera. Aunque, bueno, la sensación final es de que, siendo un producto bastante visible y ameno, se queda a medio gas. Hacer notar las similitudes con algunas otras películas del género por entonces aún recientes. Por ejemplo, Bosworth parte el brazo de un villano usando una dolorosa técnica popularizada por Steven Seagal. Y el final, final, es directamente una copia del de "La jungla de cristal". Todavía más llamativo resulta que los dos malos principales, Lance Henriksen y William Forshyte, pocos años después harían roles bastante parecidos en, justo, una de Van Damme ("Blanco Humano") y una de Seagal ("Buscando Justicia").
Otros rostros majos que asoman son los de Sam McMurray como el supuesto compañero de Bosworth, opuesto a él, dando a entender que estamos ante el patrón de una pura "buddy movie", aunque luego no se desarrolle a fondo. Richard Gant, el forense poseído por Jason en el noveno "Viernes 13". A Paulo Tocha -gran apellido- lo hubiese ignorado de no haber mirado su alucinante filmografía. Ha estado nada menos que en "Ninja Terminator", "Contacto Sangriento" (+ otras de Van Damme) o "Depredador 2". Y es que, en realidad, con tanto motero y tanto "stunt", hay un porrón de secundarios / dobles de acción con currículums vistosos y coloristas, como es el caso de Robert Winley, al que puedes ver en "Jake Speed: La aventura de África", la serie "Sledge Hammer!", "Libertad para morir" (otra vez Van Damme) y nada menos que "Terminator 2: El juicio final". Así pues, daré un salto para detenerme en Kevin Page, el yuppie reventado a balazos por "Ed-209" en "Robocop" o la inevitable "partenaire" femenina, Arabella Holzbog, quien tampoco lograría nada en su carrera, participando a posteriori en subproductos de calibre de "Cornasaurios 2" o "El hombre holograma".
El caso del guionista, Walter Doniger, es un poco atípico. Comenzó su carrera en los cincuenta, tanto escribiendo como dirigiendo muchísima serie de televisión. Se detiene en 1983 para regresar en 1991 con "Frío como el acero" que resultaría ser su último crédito antes de jubilarse y palmar en 2011.
Les dejo la caratula completa del VHS, cortesía de nuestro "consigueitor" particular Enorm.
sábado, 1 de marzo de 2025
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